1520. Inglaterra está a un paso del desastre. Si el rey muere sin un heredero varón, la guerra civil amenaza con destruir el país. Tras veinte años de matrimonio, Enrique VIII quiere divorciarse de Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena. Pero la oposición del papa y de la mayoría de las coronas europeas es tajante, y el rey, enfurecido, pone al límite al cardenal Wolsey, que no consigue el beneplácito de Roma.

En mi búsqueda de nuevos autores de mi género predilecto, el de la novela histórica, le tenía muchas ganas a este libro, que forma parte de una trilogía. El argumento gira en torno a un momento apasionante de la historia de Inglaterra. En 1520, el rey Enrique VIII quiere divorciarse de su mujer, Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena, pero el cardenal Wolsey, su principal asesor, no obtiene más que negativas de la iglesia católica.
Emerge la figura del hijo de un herrero, Thomas Cromwell, que, como segundo de Wolsey y más tarde como su sucesor se convierte en el eje central de la historia, de hecho, lo más destacable del libro es que en esta archiconocida historia, el protagonista es Cromwell y no Enrique VIII o las propias hermanas Bolena.
La lectura del libro es un poco compleja, justamente por ser contada en la figura omnisciente de Thomas Cromwell, y a veces he tendido a confundirme entre los personajes, pero como vienen todos explicados al principio del libro, tan fácil como recurrir a ellos. La grandeza del personaje te imbuye absolutamente en esos hechos que él maneja con total astucia, hasta convertirse en la figura más importante del propio rey.
Esta novela fue ganadora de muchos premios, entre ellos el Premio Booker de 2009. ( )