Un día de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un país ya quebrado por la guerra. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto que precedieron al estallido del conflicto fratricida.

La noche de los tiempos es una gran novela de amor ambientada en el año previo al inicio de la guerra civil española. Por ella transitan personajes reales (Negrín, Moreno Villa, Bergamín...) y personajes de ficción, tejiendo una red colectiva que contextualiza la vivencia personal de un solo individuo y que convierte la narración en una sinfonía de asociaciones y sugerencias, en la caja de resonancia de toda una época.

Este libro inolvidable es el máximo empeño literario de Antonio Muñoz Molina, y, sin duda alguna, un texto único sobre las raíces de la sociedad en que vivimos: la confrontación entre la desvalida necesidad personal de amor y la feroz carnavalada sangrienta de los fanatismos ideológicos que arrasan el mundo moderno.

Un día de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un país ya quebrado por la guerra. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto previo que precedieron al estallido del conflicto fratricida.

Un narrador externo nos presenta a Ignacio Abel, un refugiado de la guerra civil, que está a punto de tomar un tren en la estación de Pennsilvania, rumbo a una Universidad Americana, como profesor invitado . En ese trayecto, rememora el último año de su vida, su trabajo como arquitecto en la Universidad Complutense de Madrid, el ambiente político y social de la República y el encuentro con su amante americana, Judith Biely .
En la historia se mezclan personajes reales e imaginarios y da un cierto "repaso" a los intelectuales de izquierdas que abandonaron a la República. El ambiente que relata es magistral, como se va gestando la ruptura social, el desmembramiento de las izquierdas, el fanatismo ideológico..
La última parte nos narra el encuentro de los dos amantes. La última noche que pasarán juntos, se descubren de verdad, sin tapujos ni apariencias.
La historia de los amantes es sorprendente, por el nivel de implicación del autor. Me parece casi imposible poder describir y casi materializar, sensaciones y sentimientos para alguien "ajeno" a la historia que cuenta. Me ha provocado mucho desasosiego, pero ha valido la pena superarlo

Demasiadas palabras. Dos historias combinadas sobre un mismo personaje: un adulterio con la marcha atrás de los amantes cuando la cosa se les va de las manos, y la huida del protagonista de la guerra civil española. La combinación está bien pensada, porque el punto melodramático de la primera historia se compensa, hasta cierto punto, con la tensión no sólo ambiental de Madrid alrededor del inicio de la guerra civil. También está bien resuelta la forma de contarlo a través de los recuerdos del protagonista en la última parte de su viaje al exilio dorado en una universidad norteamericana, permitiendo continuos saltos temporales que son administrados con oficio por el autor. No esperábamos menos de uno de los más renombrados escritores españoles vivos. Más a su favor: pese a formar parte de la intelectualidad progre del país, Muñoz Molina no es nada complaciente con la República ni con sus representantes. El otro bando sólo aparece como decorado, pero es implacable (o realista, si se quiere) con lo que pasó a este lado de la linea del frente. No se es más de izquierdas por falsear la realidad.

Todo esto está muy bien, pero hubiera estado mejor si lo resolviese en menos páginas. No me asustan en absoluto los libros kilométricos, pero sí el aburrimiento, y éste asoma en cada vuelta de hoja. sin llegar a aparecer del todo gracias a la pericia del autor. Pero no es suficiente con eso. No es necesario, ni conveniente, darle todas las vueltas posibles a cada paso, cada sentimiento, cada acción, cada recuerdo. El lector sabe completar lo que lee, no hay que marearlo colocándole delante todos los posibles matices de lo que ocurre o de lo que no ocurre. Me da la impresión de que Muñoz Molina, a veces, no sabe detener el torrente de palabras que se le escapan de los dedos y que, como un pastel demasiado denso, acaban indigestando por muy buenos que sean los ingredientes utilizados. Una pena, una pena de casi mil páginas. ( )

Un personaje que se acopla a la clase pudiente en la España de la preguerra que acaba huyendo como otros muchos buenos profesionales y librepensadores de la época ( )