11 de septiembre de 1683. En una posada de Roma muere del caballero de Mourai: ¿Se trata de un envenenamiento o de la peste? Para evitar el contagio, la posada cierra sus puertas y sus diez huéspedes son retenidos en cuarentena. Entre ellos, el abate Atto Melani, agente secreto del Rey Sol, que con la ayuda del mozo del albergue investiga en el laberinto de cloacas de la ciudad para desentrañar una trama de engaños y conspiraciones cortesanas.

Es una novela bastante pretenciosa ya que los autores quieren mostrar, sobre todo, su gran erudición o su gran esfuerzo de documentación. Prescindiendo de los presuntos hallazgos históricos (si deseaban descubrir verdaderamente secretos de la Historia deberían haber escrito un libro de Historia nunca una novela, como es lógico), la novela es mediocre.
El argumento es muy habitual y nada novedoso y, además, se parecece mucho al de "El nombre de la rosa" de Umberto Eco (experto mayor y joven ingenuo aprovechan las noches para descubrir secretos ocultos en oscuros pasadizos). Tampoco resulta creible que un mozo de cuadras escriba unas memorias contando toda la historia, por muy instruido que esté (en este aspecto, no me puedo olvidar de Adso de Melk que también contaba años después la historia de la abadía de "El nombre de la rosa", al menos Adso era un monje, al que se le presume cierta cultura).
Los personajes, salvo los saqueadores de tumbas, son bastante planos y previsibles; los saqueadores, al menos, hacen gracia. El relato es lineal y bastante aburrido y las digresiones históricas son inoportunas, notablemente repelentes y totalmente prescindibles (¿para qué sirven las enumeraciones inacabables de hierbas medicinales?).
La única novedad apreciable es el CD de música barroca que trae el libro, aunque la selección de obras (salvo las Barricadas de Couperin) tiene el mismo tono que la novela: aburrida erudición. La música barroca tiene muestras mucho más brillantes que las citadas en la novela. ( )