Dicen los expertos que Mill Jr. (su padre fue también un reputado filósofo) no es un pensador original, sino que su mérito está en que sabe sintetizar las ideas de otros, en concreto de los padres del liberalismo económico y político, y sabe expresarlas con claridad y atractivo. Es verdad. A esto yo añadiría unas dosis notables de sentido común y de buena educación, cosas ambas que llevan a la tolerancia. Sobre el papel, todo esto significa que el lector disfruta leyendo esta obrita no solo por su contenido, sino también por sus formas, en la mejor tradición británica.

La primera mitad me parece magistral, con clarificadores ejemplos de la importancia de los discrepantes e incluso de los extravagantes en una sociedad sana. De aquí saca el autor, por ejemplo, el "principio de subsidiariedad" (aunque no lo llama así) o la necesidad de un Estado reducido a sus dimensiones estrictamente necesarias. Claro que, después, Mill empieza a bajar de los principios teóricos a la realidad, y empiezan las excepciones, los matices y los distingos. Y, al final, uno se sorprende de la cantidad de cosas de las que tiene que ocuparse un Estado a estilo de este profeta del liberalismo. Él mismo, honestamente, parece dudar de la posibilidad práctica de establecer un límite entre las acciones que solo le afectan a uno y las que afectan a los demás (estas últimas son sobre las que la sociedad, o el Estado, puede e incluso debe intervenir); llega a dudar de que las primeras existan en el mundo real. Yo, por mi parte, no lo dudo: todas nuestras acciones afectan a nuestro entorno. Son formas distintas de ver la vida. ( )

Edición de Rodríguez Braun, C. Este pequeño volumen, cuya primera edición apareció en Londres en 1859, es probablemente el libro más célebre que nunca haya sido escrito acerca del eterno problema de la libertad. Su autor es el filósofo y economista inglés John Stuart Mill (1806-1873), uno de los intelectuales líderes de su tiempo y figura sobresaliente de la filosofía utilitarista y la escuela clásica de economía. Escrito con destreza y vigor, Sobre la libertad plantea el asunto de modo aparentemente tajante: si la conducta de las personas no afecta a terceros, su libertad de pensamiento y acción debe ser completa. Gobierno, sociedad, religión, costumbre, tradición, moral, ley: ninguno de ellos tiene ningún derecho a interferir en la soberanía individual. La tesis, lógicamente, levantó controversias desde la fecha misma de su publicación, y aún hoy se analiza Sobre la libertad de John Stuart Mill, y se debate sobre su significando para las sociedades democráticas contemporáneas.