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Monadología. Discurso de metafísica

por G. W. Leibniz

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Leibniz (1646 - 1716) was a true polymath and has been called the most comprehensive thinker since Aristotle. In these two great works by the founder of modern German speculative philosophy, the reader is introduced to Leibniz's metaphysics, including his conception of physical substance, the motion and resistance of bodies, and the role of the divine within the dynamic universe.… (más)
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MONADOLOGIA; DISCURSO DE METAFÍSICA

PRÓLOGO

El 2 de febrero de 1686 escribía Leibniz al conde Ernesto de Hesse-Rheinfels que «últimamente» había compuesto (cuando dispuso de unos pocos días) «un pequeño discurso
de metafísica» , del cual le enviaba un resumen , con el ruego de que lo hiciera conocer a Arnauld. Nueve años después, en la Introducción a su Nuevo sistema de la naturaleza y de la comunicación de las sustancias (en el Journal des Savants, juniojulio de 1695), dice: «Concebí este sistema hace algunos años...»; y en la réplica a las objeciones que Foucher le hiciera en la misma revista (12 de septiembre de 1695), publicada en abril de 1696, aludía Leibniz al nonumque prematur in annum de Horacio. Por otra parte, en mayo de 1697, después de referirse a las dudas y vacilaciones de sus
primeros tiempos, declaraba a Burnett que se hallaba satisfecho desde hacía doce años. De estos datos podemos colegir que el sistema filosófico de Leibniz se concibió en su forma definitiva durante el invierno de 1685 a 1686, tras un período de gestación en el que se fueron estructurando las varias directivas filosóficas que en el siglo XVII constituían los elementos activos de la construcción racional del mundo. El Discurso de metafísica es la expresión abreviada, pero completa, de aquella primera intuición de Dios, del universo y del hombre que había de ser decisiva en sus rasgos esenciales. De ahí su valor extraordinario como obra representativa. Se suele afirmar que Leibniz escribió el Discurso para Arnauld, y no es esto exacto. La realidad es que lo compuso cuando logró sistematizar el inmenso bagaje de sus preocupaciones intelectuales, pues Leibniz fue uno de los espíritus más fecundos, profundos y omnicomprensivos de la nueva Europa: filósofo, matemático, teólogo, investigador de la naturaleza, historiador, filólogo y jurista. Su filosofía intenta conjugar armónicamente la idea de la absoluta racionalidad del mundo, la universalidad y la individualidad autónoma, la armonía perfecta de todas las cosas, la infinitud cuantitativa y cualitativa del universo, la hipótesis de la explicación mecánica de la naturaleza. Pero al mismo
tiempo, no fue Leibniz el filósofo solitario que, como Spinoza, consume su filosofar en el aislamiento, sino que trató de influir sobre los príncipes con el noble propósito de conciliar todas las disparidades en un limitado progreso de la cultura. Una de sus ambiciones fue la de unificar nuevamente las iglesias, divididas por la reforma; y para demostrar que es posible hallar una teología filosófica que también los católicos pueden admitir, envió el sumario de su escrito al influyente teólogo (jansenista) Arnauld por mediación del conde de Hesse-Rheinfels, católico y amigo común de ambos. Pero Arnauld no consideró aceptable el contenido del Discurso de Leibniz y rechazó especialmente el párrafo 13, por estimar que comprometía el libre albedrío del hombre. Leibniz respondió en una serie de cartas, correspondidas por Arnauld, que llegaron a ser más conocidas que el propio Discurso y que duraron hasta marzo de 1690.
El Discurso de metafísica no vio la luz pública hasta que Grotefend encontró una copia mandada hacer por Leibniz y corregida por él mismo cuidadosamente con algunas adiciones. En el año 1846 lo editó junto con las cartas de Leibniz y Arnauld. En 1857 fue editado nuevamente por A. Fourcher de Careil. En 1880 apareció incluido en el vol. IV de la excelente edición de C. J. Gerhardt.
Henri Lestienne halló en la biblioteca de Hannover el manuscrito original autógrafo y publicó una edición crítica con las variantes del mismo y las tres copias (dos de ellas fragmentarias). Además, ha sido editado por Schmalenbach (Leipzig, 1915), Thouverez (París, 1933, 3.ª ed.) y L. Prenant (París). En su Discurso se refiere Leibniz a los tres grandes temas de la metafísica: Dios, el mundo y el hombre, y sus relaciones mutuas. Al estudio de Dios están dedicados los párrafos 1 a 7, al mundo los párrafos 8 a 22, al hombre y su relación con la Divinidad los párrafos 23 a 37. En los números 8 a 16 se estudia la sustancia, del 17 al 22 la noción de fuerza y las causas finales; el entendimiento humano está tratado en los números 23 a 29, la voluntad humana en los números 30 al 31 y la piedad y la religión en los números 32 a 37. Todos estos temas están tratados de una forma absolutamente conexa y a partir de algunos supuestos metafísicos fundamentales (v. gr.: que existe un ser perfecto con inteligencia y voluntad perfectas, o que todo conocimiento descansa en proposiciones con sujeto y predicado), de los que deduce una serie de principios que se establecen por una
vía lógica, silogística, y por una incitación a la piedad: dos elementos que se completan y se exigen mutuamente, pues una de las grandes ambiciones de Leibniz fue, como ya dijimos, que se aceptara su teología filosófica para hacer posible la unidad cristiana.
El Discurso de metafísica refleja el sistema completo, coherente y armónico de la especulación leibniciana y, aunque no aparecen todavía en él las expresiones «mónada» ni «armonía reestablecida», sus nociones están ya perfectamente dibujadas, como también la actitud que el autor adopta frente a todos los problemas de su tiempo. Por eso sus páginas constituyen un verdadero compendio de la filosofía de Leibniz. A su traducción he añadido varias notas, procurando explicar algunas relaciones que me pareció conveniente conocer para entender mejor la obra.
ALFONSO CASTAÑO PIÑÁ

NOTA BIOGRÁFICA

Gottfried Wilhelm Leibniz nació el 1 de julio de 1646 en Leipzig. Cursó sus primeros estudios en la Nikolaischule de su ciudad natal y muy pronto llegó a dominar las lenguas clásicas. A los 15 años ingresó en la Universidad de Leipzig para seguir los estudios de leyes y filosofía con el neoaristotélico Thomasius. Conoció la filosofía antigua y medieval y la escolástica moderna (especialmente de los españoles Suárez, Fonseca y Molina), la filosofía nueva y la nueva ciencia de Bacon, Descartes, Hobbes, Kepler, Galileo, Campanella y Cardan. Decidió estudiar las matemáticas y fue a Jena con la dirección del célebre E. Weigel. En noviembre de 1666 fue graduado doctor en leyes en la Universidad de Altdorf, y en Nüremberg llegó a ser secretario de la sociedad alquimista. Allí conoció también al elector de Maguncia, Christian von Boyneburg, entrando a su servicio y llegando a desempeñar a su lado importantes misiones diplomáticas. En 1672 fue a París, probablemente a disuadir a Luis XIV
de su política agresiva en Europa, dirigiéndola contra Egipto para aniquilar de una vez el poderío holandés (plan que conoció después Napoleón). Allí se puso en contacto con los más influyentes
intelectuales de Francia, entre ellos Malebranche y Arnauld, y con Huygens. Muerto su protector en 1672, marchó a Londres y trató a Newton, Clarke, Boyle, Oldenburg, Pell. En 1673, hallándose al servicio del duque Juan Federico Brunschwick-Löneburg, se le encargó que redactara la historia de la casa de Brunschwick, a la cual sirvió hasta su muerte, ocurrida en 1716. Viajó por Alemania, Holanda (donde conoció a Spinoza), Inglaterra, Francia e Italia, y fue bibliotecario ducal en Hannover. Su actividad fue prodigiosa en todas las ciencias y en la política. Recibió importantes nombramientos, fue miembro de la Academia de París, de la Real Sociedad de Ciencias de Londres y fundó en 1700 la Real Academia de Ciencias de Prusia, de la que fue primer presidente. Para
citar un solo ejemplo de la significación, de Leibniz en la historia de la ciencia moderna, recordemos que su nombre está unido al descubrimiento del cálculo infinitesimal (que halló por un método distinto al de Newton y sin saber uno de otro). Su producción literaria, en gran parte inédita, abarca unos cuarenta volúmenes.
  FundacionRosacruz | Feb 7, 2018 |
Las mónadas son una especie de átomos metafísicos, unidades esenciales, indivisibles, del ser. Tienen la característica de que "no tienen ventanas", es decir, no se relacionan entre sí, sino que cada una de ellas se representa en su interior todo el cosmos. De este modo, son un auténtico microcosmos en sí mismas. La consecuencia inmediata es que las mónadas no pueden conocer la realidad, sino solo su impresión, que no deriva de ninguna actividad sensorial ni exterior a ellas. Solo Dios puede garantizar la coherencia de un universo así formado. Quizá por eso esta idea, la más conocida de Leibniz, no ha tenido muchos seguidores. Sin embargo, parte de la racionalidad más absoluta.

Este libro incluye la "Monadología", su obra más famosa, sorprendentemente breve (apenas treinta páginas), escrita al final de la vida del filósofo; y también el "Discurso de metafísica", apenas algo más extenso, escrito en su primera madurez. Ambas obras apuntan a lo mismo, aunque el curioso y "comercial" nombre de las esencias indivisibles solo aparece en el texto más reciente. El "Discurso", además, está mucho más impregnado de teología, a veces un poco forzada. Literariamente, Leibniz se expresa con bastante claridad, lo que ya es mucho para ser un filósofo. ( )
  caflores | May 29, 2014 |
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G. W. Leibnizautor principaltodas las edicionescalculado
Castaño Piñán, AlfonsoTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado
Fuentes Benot, ManuelTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado
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Aviso de desambiguación
Editores de la editorial
Blurbistas
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DDC/MDS Canónico
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Referencias a esta obra en fuentes externas.

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Leibniz (1646 - 1716) was a true polymath and has been called the most comprehensive thinker since Aristotle. In these two great works by the founder of modern German speculative philosophy, the reader is introduced to Leibniz's metaphysics, including his conception of physical substance, the motion and resistance of bodies, and the role of the divine within the dynamic universe.

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