La primera aventura de Istolak el troyano (y también la última), premio Trinca de comic 1972, fue con toda seguridad la primera lectura que me descubrió (con el asombro que solo da la niñez) algunos atisbos de la historia y la leyenda que marcan el final de la edad del bronce. Aunque todavía no fuera consciente de la carga de profundidad que encerraban, fue el primer libro en el que leí los nombres de Ilión, Menfis, Tebas, los hititas, Ramses, Tiro, los pueblos del mar, ... pero, sobre todo, donde conocí por primera vez la leyenda de la guerra de Troya:

"- ¡Soñé algo horrible ...! ¡Soñé que centenares de barcos griegos sitiaban Troya...! Pero Héctor, el noble Héctor, rechazaba una y otra vez los ataques invasores ... y un hombre, vistiendo la armadura de Aquiles, un hombre llamado Patroclo ... cae vencido por Héctor ... Para vengar la muerte de su amigo Patroclo, Aquiles, el de los pies ligeros, se enfrenta a Héctor ... príncipe de Troya ... ¡y le vence! ¡Mi ciudad está perdida...! ¡Luego ... Paris, a traición, hiere mortalmente a Aquiles... en su único punto vulnerable! ¡Un falso caballo ideado por Ulises, facilita la invasión! ¡Mi patria arde por los cuatro costados! ¡Mis compatriotas mueren pasados a cuchillo!

- Pero, esposo mío, eso ha sido un simple sueño...

- Quizá sí ... pero en cuanto regresemos a Egipto pediré al faraón licencia para visitar Troya ... hasta entonces no viviré tranquilo ..."

"Antes que Troya cayera". F.M. Sesén/E. Feito. Pág. 48

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males
a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes