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Die gerettete Zunge : Geschichte einer…
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Die gerettete Zunge : Geschichte einer Jugend (1977 original; edición 1977)

por Elias Canetti

Series: Canetti's Memoirs (1)

MiembrosReseñasPopularidadValoración promediaMenciones
909723,630 (4.04)7
En este volumen vemos como seforja el carácter de Elías Zenetti, comó se forma su espíritu indómitos, indagador, intransigente.
Miembro:acka47
Título:Die gerettete Zunge : Geschichte einer Jugend
Autores:Elias Canetti
Información:München [u.a.] : Hanser, 1977.
Colecciones:Tu biblioteca
Valoración:
Etiquetas:Ninguno

Información de la obra

La lengua absuelta: autorretrato de infancia por Elias Canetti (1977)

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Bibliotecas heredadasEeva-Liisa Manner
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La lengua absuelta forma parte de una monumental obra autobiográfica que aporta una enjundiosa cantidad de datos sobre el escritor que recibiera el premio Nobel en 1981. Las memorias de Canetti se componen de cuatro volúmenes, de entre los cuales, La lengua absuelta es el primero, seguido por La antorcha al oído, El juego de los ojos y Fiesta bajo las bombas. Esta magna obra da testimonio y fe de las controversias y desmanes del siglo XX, contados en primera mano por alguien que vivió los acontecimientos más aciagos desde muy cerca, con una visión lúcida y certera que se reflejó en diversas obras, siendo la más conocida el ensayo antropológico Masa y poder. La lengua absuelta abarca un periodo comprendido entre 1905 y 1921 y como corresponde a la infancia es sin duda el volumen más luminoso y optimista de los cuatro, ya que en él se describe a un Canetti embargado por el descubrimiento del mundo a través de la cultura.

El libro aparece dividido en cinco partes, correspondiendo cada una a un periodo vital determinado por el lugar de residencia: Rustschuk ─Bulgaria─, Manchester, Viena y Zurich. En cada uno de los lugares se producen importantes descubrimientos que serán determinantes para el resto de su vida, enfocados, sin embargo, desde un punto de vista cambiante, sujeto a las diferencias de edad. En cada uno de ellos, además, se puede percibir un vínculo distinto con su madre, una relación pendular que a veces se acercaba y a veces se distanciaba, pero que finalmente termina rompiéndose.

Antes de comenzar a relatar su propia vida, Elías Canetti traza una genealogía que resalta la sangre turca de los Canetti y señala la envidia del abuelo materno, el abuelo Arditti. El abuelo Canetti se indignaba ante el orgullo de los Arditti, de forma que sus relaciones siempre fueron tirantes. El origen sefardí de Elías determinará el idioma de su primer contacto con la literatura, canciones infantiles, viejos romances españoles cuya mentalidad, llena de arrogancia, hacía mirar por encima del hombro al resto de los judíos. Esta arrogancia genealógica siempre había parecido a Elías absurdo y risible.

Rustschuk aparece como un paraíso lleno de color del que Canetti llegaría a decir: «Todo lo que viví después ya había ocurrido alguna vez en Rustschuk». Allí se produce el descubrimiento de la palabra escrita, a través del periódico alemán del padre. Desde un principio Elías sentirá una veneración casi mágica por la palabra, que puede incluso llegar a salvar la vida, como había ocurrido con su tatarabuelo, que había podido evitar un asesinato porque había oído a los criminales planearlo en griego. Fue precisamente la palabra escrita lo que le llevó a la primera y más determinante prohibición de su vida: el asesinato. Siendo aún muy pequeño, no era consciente de que la muerte existiera, y eso explica que intentara matar con un hacha a su prima Laurica por no querer enseñarle su cuaderno de la escuela, que «estaba lleno de letras en tinta azul que me fascinaron más que todo lo que había visto hasta entonces». A partir de esta circunstancia, Elías toma conciencia del horror de la muerte y llegará a la conclusión que mantendrá más firmemente a lo largo de toda su vida: ningún ser humano tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano.

El viaje desde Rustschuk hasta Manchester se verá envuelto de polémica, ya que el abuelo Canetti se negaba a que se mudaran y finalmente maldijo a su hijo antes de la partida. De esta forma, cuando el padre de Elías murió poco tiempo después, el acontecimiento se relacionó directamente con la maldición de su abuelo, lo que le llenó de culpabilidad e hizo que la relación con su madre se hiciera intolerable. Pero antes de su muerte, éste había puesto en contacto al jovencísimo Elías con la literatura a través de una adaptación infantil de Las mil y una noches. Después llegaría toda una colección de clásicos adaptados: «Todo lo que después he sido estaba ya en aquellos libros que leía por amor a mi padre a los siete años de edad». Fue a raíz de esta colección, de las interminables veladas literarias con el padre comentando las lecturas, que Canetti tomaría conciencia de una relación muy particular con la ficción literaria: «Nunca me dijo que los cuentos fuesen mentira, como suelen decir los adultos; por ello le estoy muy agradecido, quizá siga creyéndolos verdad hasta el día de hoy». Al mismo tiempo, surge la necesidad de hablar, de inventar y contar historias, ya fuera con el empapelado de su cuarto, ya con su pura imaginación. La muerte del padre fue muy traumática, ya que los lazos que le unían a él eran muy fuertes, pero posibilitó un acercamiento con la figura de la madre, que comienza a tratarlo como un hijo mayor. Con esta muerte acaba finalmente de tomar conciencia de la finitud y de la fragilidad de la vida.

Tras la muerte del padre se mudan a Viena, pasando previamente tres meses en Lausana, en donde su madre le somete a un estricto aprendizaje del alemán. Ya en Viena la relación con la madre acaba estrechándose y sustituyendo al padre en la iniciación literaria de Elías: «Lo más estimulante y especial de esta época fueron las veladas literarias con mi madre y las conversaciones a que daba lugar cada lectura […] A partir de los diez años se articula en mí como una especie de dogma: que estoy hecho de mucha gente de la que no soy en absoluto consciente. Creo que simbolizan lo que me atrae o me repele en la gente con la que tropiezo. Fueron el pan y la sal de mis primeros años. Son la verdadera y secreta vida de mi intelecto». Sin embargo, la enfermedad de la madre, cuya salud es muy delicada, rompe la felicidad de esta época al introducir a Herr Professor, un médico que la cortejaba de forma poco discreta. A partir de este momento «se afianzaron los celos que me torturaron toda la vida y la fuerza con que me estremecieron entonces me marcó para siempre», llegando incluso a decir con una absoluta certeza y seriedad «¡Si te casas me tiro por el balcón!». Pero más terrible que el mismísimo Herr Professor fue la irrupción de libros extraños, cuya lectura le estaba vetada, sobre todo de Schnitzler. De esta forma comienza el distanciamiento intelectual entre madre e hijo que acabará en una trágica conversación final llena de reproches.

Pero será en Zurich donde este distanciamiento culmine, cuando la influencia de la madre es sustituida por el colegio. Cada vez dedica menos líneas para hablar de su madre, puesto que se iban distanciando poco a poco, de tal forma que la parte final del volumen se convierte en una descripción pormenorizada de todos sus profesores y de sus experiencias académicas en general: «la diversidad de los profesores era extraordinaria […] Ahora, evocándolos, me quedo asombrado ante la heterogeneidad, la peculiaridad y la riqueza de mis profesores de Zurich». Fue en la escuela donde Canetti entró en contacto con la historia griega, que poco interesaba a su madre: «Seguíamos los libros de Öchsli, uno de historia general y otro de historia suiza. Me precipité sobre ambos a la vez, pasando de uno al otro con tanta rapidez, que se convirtieron en un solo libro para mí. La libertad de los griegos se me mezcló con la de los suizos».

La madre trata de ejercer su influencia, dirigiendo todavía las lecturas de Elías, sobre todo hacia un tipo de lectura fría y desapasionada, que podía llegar a desbordarle haciéndole leer una veintenas de veces un mismo libro, como le ocurría con Dickens. La madre le restringió a dos las lecturas por volumen. A pesar de que ella misma había alimentado la pasión de Elías por Dickens, cuando ésta se hacía excesiva trataba de desviarlo hacia otros autores. Entre ellos, Walter Scott será su mayor fracaso ─cuya sola mención bastaba para hacer enfadar a Elías─.

Aproximadamente hacia 1919 ó 1920 comienza a conocer en la escuela el desprecio racista por ser judío, algo que anteriormente sólo había presentido, pero que su madre, tratando de protegerlo en parte y de proteger su orgullo, había encubierto. Se sintió decepcionado por ser atacado por sus compañeros, a los que conocía desde hacía tiempo, al tiempo que colérico por la posible tradición de alguno de ellos. Sospechaba que detrás de los ataques se escondía en realidad envidia por sus ansias de conocimiento. A partir de estos incidentes descubre una humildad que le hace no levantar la mano con tanta frecuencia en clase, aún sabiendo la respuesta, ser especialmente crítico con su propia obra, o reconocer los triunfos ajenos. A pesar de todo, la actitud de Elías parte de la consideración de un saber que es necesario transmitir, un conocimiento que no puede permanecer oculto bajo ningún concepto: «es parte del saber el querer mostrarse y el no resignarse a llevar una existencia oculta. El saber callado me parece peligroso, porque cada día se vuelve más callado hasta convertirse por fin en saber secreto […] El saber que se manifiesta comunicándose a los demás es el saber bueno; busca la atención de los demás, pero no se vuelve contra nadie». Después de haber sufrido los ataques antisemitas por parte de sus compañeros Elías atempera su carácter, ya no afirma con tanto aplomo que sea necesario comunicar a todas horas el saber.

A partir del momento en que Elías va a vivir solo a una residencia para señoritas de Yalta y la madre se traslada a un sanatorio debido a problemas de salud, la distancia entre ambos se acentúa irremediablemente. Elías comienza a aprender cosas que la madre había ignorado por desinterés: las ciencias ─lo que ella llamaba burlonamente «la filogenia de la espinaca»─, los animales, la historia. Un descubrimiento fundamental en esta época será el Calendario Escolar de Pestalozzi, que exponía la vida y la obra de los grandes personajes de la humanidad, hombres de arte, de ciencias, de historia, políticos y demás ilustres figuras que han determinado el curso del mundo: «No es exagerado decir que yo vivía con estos nombres. No pasaba día sin que hojeara estas figuras, y me sabía de memoria los epígrafes […] Es difícil decir si este estímulo era cosa buena, pero de lo que no hay duda es de que me llenó de desmesuradas esperanzas». Otro hallazgo maravilloso, aunque difícil en principio, fue la taquigrafía. Difícil digo porque para Elías «cada palabra estaba hecha por la eternidad y la forma visible con que se representaba era inviolable […] Las sílabas de la taquigrafía aportaban un nuevo principio y el hecho de que con ellas se redujera tanto la escritura, me resultaba sospechoso». Sin embargo, a partir del Cofre del tesoro de Hebel el escritor búlgaro accedió a la taquigrafía: «No he escrito ningún libro que dentro de mí no midiera con su lenguaje y los he escrito todos primeramente en taquigrafía, cuyo conocimiento sólo se lo debo a él».

De esta época data también su primer intento de obra, titulada Junius Brutus, que no era sino el último gran homenaje a su madre, un homenaje doble, como alivio para su enfermedad, cuyo origen era un misterio, y como condena a su abuelo por maldecir a su padre y ser el causante último de su muerte. Más allá del puro valor emotivo, la crítica de Canetti para con su obra primeriza es dura: «La obra era deplorable; estaba escrita en versos yámbicos para los que no hay palabras, torpes, desiguales y presuntuosos, no precisamente influenciados por Schiller sino totalmente determinados por él, de manera que el conjunto era ridículo, rezumaba moralidad y nobleza por todos los poros, verborreico y superficial como si hubiera pasado por seis pares de manos, cada par menos dotado que el precedente, con lo que el tema original quedaba irreconocible». Con esta obra surge la desconfianza de Canetti por todo lo escrito con aplomo y altanería.

Pero ni aún este homenaje pudo salvar la relación, que hacía aguas a pasos gigantescos. Fue precisamente la curiosidad intelectual, lo que ella tanto había alentado, el motivo de ese distanciamiento, que acaba desembocando en una penosa conversación final, en la que la madre le Elías le ataca de forma despiadada echándole en cara su arrogancia y su superficialidad, al tiempo que lo tilda de parásito. De esta forma, se abre la brecha de la definitiva separación. Sobre todo le reprende por su visión intelectual y libresca del mundo: «Piensas que es suficiente leer algo para saber cómo es en realidad. Pero no es suficiente. La realidad es otra cosa. La realidad lo es todo. Quien rehúye la realidad no tiene derecho a vivir». Finalmente le arranca de Zurich, que quedaría en la memoria de Canetti como el paraíso perdido y toma la determinación de llevarlo a Alemania para ponerlo en contacto con la dureza del mundo, desde el punto de vista del país que resultó perdedor en la guerra.

Así acaba el primer tomo de sus memorias, dando por finalizada una etapa, la de su niñez y juventud, caracterizada por su descubrimiento del mundo y de la palabra escrita y por la continua expansión intelectual, que parece no tener fin. En adelante Elías Canetti tendrá que enfrentarse a la crudeza del mundo, lo cual, desde un punto de vista intelectual, es determinante para perfilar y concebir su obra. Sin ello, Canetti no habría escrito libros como Masa y poder, o no lo habría hecho de la misma forma. El futuro que le espera en adelante será muy distinto de lo vivido hasta el momento, pero el recuerdo del paraíso de la juventud le acompañará para siempre, y en cierta manera su influencia también será indeleble dentro de su obra.
  ferperezm | Mar 5, 2023 |
La lengua absuelta forma parte de una monumental obra autobiográfica que aporta una enjundiosa cantidad de datos sobre el escritor que recibiera el premio Nobel en 1981. El libro aparece dividido en cinco partes, correspondiendo cada una a un periodo vital determinado por el lugar de residencia: Rustschuk ─Bulgaria─, Manchester, Viena y Zurich. En cada uno de los lugares se producen importantes descubrimientos que serán determinantes para el resto de su vida, enfocados, sin embargo, desde un punto de vista cambiante, sujeto a las diferencias de edad. En cada uno de ellos, además, se puede percibir un vínculo distinto con su madre, una relación pendular que a veces se acercaba y a veces se distanciaba, pero que finalmente termina rompiéndose. ( )
  BibliotecaUNED | May 27, 2011 |
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Canetti, Eliasautor principaltodas las edicionesconfirmado
Colorni, RenataTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado
Duquesnoy, TheodorTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado
Neugroschel, JoachimTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado
Pandolfi, AminaTraductorautor secundarioalgunas edicionesconfirmado

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Für Georges Canetti

1911 - 1971
Primeras palabras
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Meine früheste Erinnerung ist in Rot getaucht.
Citas
Últimas palabras
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Aviso de desambiguación
Editores de la editorial
Blurbistas
Idioma original
DDC/MDS Canónico
LCC canónico

Referencias a esta obra en fuentes externas.

Wikipedia en inglés

Ninguno

En este volumen vemos como seforja el carácter de Elías Zenetti, comó se forma su espíritu indómitos, indagador, intransigente.

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