El Valle de Virginia Shenandoah está lejos de Hollywood y eso es exactamente lo que Cilla McGowan quiere. Cilla fue una estrella infantil pero ahora ve más satisfactorio su trabajo como restauradora de casas; por eso ha ido a rescatar de la ruina la granja de su abuela.
Tristemente nadie pudo salvar a su abuela, la legendaria Janet Hardy. Ella fue una actriz con una vida tumultuosa; recibía a huéspedes glamurosos y tenía muchas conquistas. Janet murió en la casa hace treinta años a causa de una sobredosis y ahora se aparece en los sueños de su nieta y en las horas en que Cilla está despierta, tiene que aguantar a su melodramática madre, que se ha casado cinco veces y que ha sido la culpable de que no haya gozado de una infancia normal al ser siempre el foco de atención. Por eso, al rehabilitar los restos de esa casa, intenta encontrar un poco de tranquilidad en su vida.
Llena de entusiasmo se mete de lleno en ese proyecto y, al estar tan ocupada, casi no se da cuenta de quién es su vecino; pero él es difícil de olvidar. El novelista gráfico Ford Sawyer es un larguirucho de ojos verdes con mucho sentido del humor (sin mencionar a su delicioso perro Spock).
Cilla toma la decisión de no seguir con la tradición familiar de romances fracasados así que se arma de valor para luchar contra los encantos de Ford; pero no ayuda que él esté siempre en sus fantasías.
Desgraciadamente el amor y la tranquilidad quizás no estén destinados para Cilla. En el ático encuentra un alijo de cartas anónimas que sugieren que su abuela estaba embarazada cuando murió y que el padre del bebé era un hombre casado del pueblo.
Cilla no puede ayudar a su abuela, pero se pregunta qué pasó realmente. El misterio aumenta cuando es la protagonista de una serie de actos intimidatorios y un asalto violento. Ford y Cilla son incapaces de resolver quién le está atacando y por qué quieren que muera, al igual que su famosa abuela, en la plenitud de su vida.