La verdad es que el libro es realmente original. Son nueve tomos, publicados entre 1760 y 1767 en diversas tandas. Solo en el libro VI el protagonista es realmente el tal Tristam Shandy, que nos cuenta su viaje por Francia. El resto trata de las andanzas de su padre, aficionado a la retórica y la dialéctica, su tío Toby, obsesionado con la poliorcética hasta el punto de reproducir en su jardín los asedios de las guerras europeas, y el cabo Trim, asistente de Toby y leal hasta las lágrimas. Estos personajes, con intervenciones menores de otros (el párroco Yorick o el comadrón doctor Slop) se dedican fundamentalmente a divagar, y el autor más que todos ellos juntos. Een varias ocasiones declara expresamente que eso es lo que le gusta y lo que piensa hacer todo el tiempo que le parezca: hablar de lo que le venga en gana. Por ejemplo, los cuatro primeros libros transcurren el mismo día del nacimiento de Tristam, cuando los personajes principales, incluyendo al comadrón, se dedican a filosofar ante el fuego fumando sus pipas mientras la madre de Tristam está en la habitación de al lado en pleno parto asistida por la criada y una partera local. Cada paso, cada cuestión, cada movimiento es una excusa para que el autor charle sobre lo divino y lo humano.

Le podía haber salido un churro. De hecho, el libro dedicado al viaje por Francia parece ser un intento de darle un poco de acción al asunto, pero a la gente, por lo visto, lo que le gustaba era ver a estos tipos inalterables y absolutamente al margen de la vida real. El caso es que no deja de ser entretenido. Hombre, tiene sus momentos y a veces uno empieza a hartarse. Se aprecian las influencias de historias de vidas como "Moll Flanders" y el autor declara varias veces su afición por las colecciones de relatos tipo "Decamerón" o incluso (en la mentalidad inglesa del momento) "Don Quijote". Bien, como digo algo bastante original, quizá demasiado largo y un poco demasiado caótico, pero con todo está bastante bien.

El volumen se completa con cuatro sermones que realmente proclamó Sterne en su parroquia y que forman parte de la colección más amplia que publicó medio camuflados con el nombre de uno de sus personajes. Lo bueno que tienen aquí es que contrastan con el libro principal, mostrando cómo el autor sabe perfectamente hilar un discurso "serio" y ortodoxo.

La labor de Javier Marías es también muy destacable, intentando traducir o al menos explicar la multitud de juegos de palabras, alusiones (generalmente sexuales) y dobles sentidos que aparecen constantemente. Lo malo es que las notas están al final, según explica él mismo para que el lector, si entiende lo que se dice, no se vea estorbado, pero, en realidad, como casi siempre, mi curiosidad hace que las haya leído todas. ( )