Kiko es un niño de seis años que vive con su madre en una granja. Su afición y extraordinaria habilidad para arreglar todo tipo de aparatos llama la atención a las gentes del pueblo. Por esta razón, le ponen el apodo de «Mecánico». Pero la verdadera ilusión de Kiko es pintar. En el momento en que tiene una oportunidad, comienza a desarrollar esta afición, que le lleva a un estado de ensimismamiento tal que la gente comienza a tratarlo como el «Musaraña». Cuando llega el verano, recibe la visita de sus tíos —Mario y Carol— y de sus primos Sandra y Quino—. La imaginación de Kiko asombra a todos. Los tíos le regalan un aparato de radio que había pertenecido al abuelo, con la condición de que lo arregle. La radio es mágica y habla con el niño. Le propone que vaya arreglándola despacio y, mientras, ella le cuenta historias. Todo esto lo llevan en secreto, creándose entre ambos una relación entrañable. Cuando Kiko termina el trabajo, la radio ya puede cumplir su papel, no solo de comunicación con el niño sino también de diversión y entretenimiento para todas las gentes del pueblo.