Tal y como indica el título del libro -Sonetos para biófilos- sus páginas contienen una colección de sonetos escritos por Carlos de Abuín a lo largo de los años. Tiene todo el sentido, por lo tanto, un título que pretende explicar cómo fueron escritos en un período de tiempo dilatado; lo cual ya supone un acto de fidelidad a la forma poética y a la existencia y, al mismo tiempo, una declaración de amor a la vida, al paso de los años y sus vicisitudes, y a una manera venerable de escribir y entender la poesía. La lectura de los sonetos puede hacer creer al lector que se halla ante un autor perteneciente a un movimiento literario que podría denominarse Neorromanticismo; un nuevo Neorromanticismo en realidad. No en vano, su poeta favorito es Giacomo Leopardi. Sin embargo, los poemas, en realidad, siguen una tradición de gusto por lo antiguo, por admirar y reinventar la soledad humana en general, que hunde sus raíces en la historia y que podría encarnarse en la poesía de dos autores de gran influencia sobre Carlos de Abuín: la escritora belga Marguerite Yourcenar y el escritor argentino Jorge Luis Borges. Autores, curiosamente, más apreciados por su prosa que por su notable poesía. ( )