Pues un libro de derecho, no le pidamos más. La autora desde luego domina la materia y nos bombardea con resúmenes de informes, leyes, acuerdos y demás parafernalia jurídica. De vez en cuando, hace una glosa de algún aspecto. Pero el lector se queda medio atontado, sobre todo porque la autora insiste una y otra vez en que todo este despliegue legal se traduce, en la práctica, en mayores beneficios para las grandes empresas que controlan la distribución alimentaria y mayor desprecio por los derechos tanto de los productores como de los consumidores finales. Bien, pero el enorme volumen de documentación de que hace alarde la profesora Carretero no me ha sensibilizado más de lo que ya estaba; más bien me ha movido a esconderme debajo de las piedras. Por todas partes están intentando estafarnos, envenenarnos o esclavizarnos con escrupuloso respeto de las leyes, hechas por lo demás a la medida de las grandes coporaciones, no de los consumidores ni de los productores. La autora termina concluyendo que es el sistema, estúpidos, y que mientras nos domine el capitalismo liberal rampante no sabremos nunca qué demonios es lo que comemos ni cómo se ha producido. Estoy de acuerdo, pero hubiera agradecido un poquito más de comunicabilidad y menos toneladas de textos jurídicos. ( )