Luis Gonzalez-Carvajal Santabarbara

En lugar de hacer un repaso siguiendo al texto comentado, el autor prefiere reordenarlo: desde el tema central (el ser humano integral debe ser el eje de todo desarrollo), ya tradicional, hasta los distintos aspectos en que se despliega: la transformación del capitalismo, la globalización, la ecología. Además, dos capítulos novedosos, uno sobre la crisis (que motivó un retraso de dos años en la aparición de la encíclica) y otro sobre la aportación doctrinal más importante, que es el concepto de "amor inteligente", utilizado no solo por el papa sino por mucha gente. Este aspecto es, como es natural, el que más me ha interesado, y González-Carvajal lo ilustra muy bien, con ejemplos escogidos y claros de lo que se quiere decir.

Por lo demás, el comentador muestra, con discreción, una opinión ambivalente respecto de la encíclica. Valora, por un lado, sus aportaciones y la forma en que actualiza lo mejor de la tradición social de la Iglesia, pero por otro parece algo desencantado con el tono excesivamente académico, que parece a veces no querer ofender demasiado al capitalismo actual, aunque sólo sea en las formas, ya que el fondo sigue siendo la denuncia de sus graves perversiones. Pero, como señala significativamente el autor, en toda la encíclica no aparece ni una sola vez las palabras "capitalismo" ni "neoliberalismo", y eso es significativo.… (más)

Como dice el subtítulo, es una síntesis de la moral social, tal como la Iglesia católica la ha expuesto desde finales del siglo XIX. Y, como es costumbre en el autor, incluso en obras tan sistemáticas como esta, su principal virtud es la claridad. Pero es una claridad que no solo es fruto de las habilidades más o menos literarias del autor, que también, sino sobre todo del profundo convencimiento y conocimiento de lo que dice. González-Carvajal está absolutamente convencido de que el lugar de los cristianos está junto a los desfavorecidos de cualquier clase, sin excluir por ello a nadie. Y lo argumenta recurriendo profusamente a documentos eclesiales y a la Biblia, es verdad, pero no menos a los filósofos, sociólogos, economistas, politólogos y cualquier otro autor reseñable, desde las obras completas de Lenin a un artículo de periódico del día anterior. La verdad, creo que sus argumentos son demoledores y, como ocurre muchas otras veces, el que no se entera es porque no quiere.… (más)

González-Carvajal no es solamente uno de los teólogos que más saben en España sobre doctrina social, especialmente sobre ricos y pobres, sino que también es, quizá, el que mas claro sabe decir lo que piensa. Es cierto que escribe principalmente para los cristianos pero, lo sea uno o no, no puede quedarse indiferente ante una presentación tan evidente de lo que es justo y lo que no es justo, válida para cualquier persona bien nacida. Eso sí, para los que creemos que Jesús es Dios, este libro es de los que impiden cualquier finta ideológica para refugiarte en los matices o en los distingos escolásticos y acabar no haciendo nada. Si uno cree en Jesús, tiene que apostar claramente, con palabras y sobre todo con actos, por la lucha contra la pobreza, es decir, por la política y la economía en favor de los pobres, sin intermediaciones ni sutilezas que, en el fondo, solo son hipocresía. Su razonamiento es impecable, y constantemente acude a las fuentes bíblicas, al Magisterio y a la mejor tradición eclesiástica, e incluso a la filosofía no religiosa, para apuntalarlos. Por eso este libro, además de muy bien escrito, es un ladrillazo a nuestras conciencias. Solo por eso ya merecería la pena.… (más)

Se trata de un repaso a la "Gaudium et Spes" cuarenta años después de su promulgación. Incluye, naturalmente, muchas referencias a su gestación, a la intrahistoria del texto que, sin duda, marca un punto de inflexión en la historia de la Iglesia católica desde la Reforma Protestante, y de toda la pastoral desde el primer concilio de Jerusalén. Releer el texto de la mano de González-Carvajal es un lujo porque no sólo sabe muy bien de lo que habla, sino que, además, se le entiende todo, algo no muy frecuente entre teólogos. Sin renunciar al rigor, se hace comprensible para todos los cristianos y para los no cristianos también. Y se las arregla para que nosotros mismos traslademos lo que dice la constitución a nuestros días y seamos conscientes, sin que el autor tenga que ser muy explícito, de cómo se ha traicionado desde la propia jerarquía eclesiástica. Bueno, no quiero ser injusto. Primero, porque la Iglesia es más grande que su jerarquía (la propia GS insiste en ello, pero ya lo había dejado claro otro de los grandes textos conciliares, la "Lumen Gentium"). Segundo, porque muchos obispos sí que han aplicado GS en su ámbito de influencia,o al menos lo han intentado. Pero la impresión que uno tiene al final es que la traslación del texto a la realidad ha sido obra de una minoría, por lo menos de una minoría en cuanto a su poder, no sé si en cuanto a su número. Unos pocos nos creemos todavía lo que dice el propio título, que la Iglesia está en el mundo (no fuera de él, ni mucho menos por encima) y que lo que pase al mundo nos pasa a nosotros. Entre estos hay muchos laicos, pero también sacerdotes y obispos, y seguramente incluso algunos dentro del Vaticano. Pero la realidad es que la doctrina oficial, el curso visible de la Iglesia en los últimos cuarenta años ha sido claramente involucionista. El Espíritu está por encima de esto, pero hay veces en que sólo la fe en él sostiene nuestra esperanza. La fe, y la lectura de estos textos que, no se olvide, son también magisterio de la Iglesia.… (más)