Camille Fauque tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y parece esmerarse en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche, y su relación con el mundo es casi agonizante. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck Lestafier. Cocinero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y malhablado, casi vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro supervivientes, cuatro personajes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado.

Una novela intimista que destila felicidad, amor y ternura. Camille Fauque tiene 26 años. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y parece esmerarse en desaparecer. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero Franck es mujeriego y malhablado, casi vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro personajes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos personajes de corazón puro es de una riqueza inaudita. Anna Gavalda deja hablar a sus personajes, posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, entre los sentimientos y las palabras para contarlos. ( )

El relato se configura alrededor de cuatro personajes, Camile, Philibert, Frank y Paulette. Tienen en común que son seres solitarios, desarraigados, con pasados familiares borrascosos. Todo cambia en el momento en que comienzan a relacionarse.

El personaje central es Camile. Una muchacha de 26 años, casi anoréxica. Dotada de unas excepcionales cualidades para la pintura, ha abandonado ésta así como a su familia. Vive en un cuchitril en lo alto de un edificio de un elegante barrio de París, en unas condiciones higiénicas lamentables. Trabaja de señora de la limpieza en una empresa del ramo y se sabe en un proceso autodestructivo que de no cambiar la puede llevar a un final prematuro. Pese a ello se siente impulsada a ayudar a todos aquellas personas con las que se relaciona y que están tan indefensas como ella.

Philibert es un aristócrata venido a menos. Es de una timidez rayana en lo enfermizo. Con un sentido de la responsabilidad y caballerosidad exacerbado. Tiene de sí mismo una valoración muy baja debido a la mencionada timidez y a un tartamudeo que le asalta cuando las situaciones las encuentra extrañas o le superan.

Frank es una persona zafia, inculta, básica, incapaz de expresar sus emociones de una forma debida, tal como sucede con el amor que siente por su abuela. Vive bajo la culpabilidad de dejarla en un asilo, cosa que ella odia.

Por último Paulette, la abuela, refleja todos los problemas de la vejez solitaria. Su empeño en ocultar sus debilidades y las consecuencias de éstas. Sus miedos, el apego a su entorno, su casa, su jardín, sus animales domésticos. El cordón que la une al mundo es el amor por su nieto, Frank, amor sobre el que planea el miedo a que la abandone o la interne en un asilo.

La autora consigue que los personajes calen. A través de diálogos, descripciones de ambientes y situaciones ayudada por una narración fluida hace que los vayamos conociendo y queriendo. Incluso cuando la novela se pone un tanto "rosa" y parece haber una caída en el ritmo narrativo.

La obra es un canto al amor y a las relaciones amistosas en la vida de las personas. Nos plantea que estas emociones cambian a mejor la vida de aquellos que están en situaciones similares a las que aquí se describen. Da por sentado que es así y trata de que esa sea nuestra apreciación. En nosotros queda el aceptar tal premisa o considerar el epílogo falso y edulcorado.

Le cuesta a arrancar mientras presenta a los personajes, todos con algún lastre. Pero llega un punto en que no lo puedes dejar. También es muy interesante todas la referencias a artistas y músicos. Quizás hubiese estado bien ver un poco mas de la relación de Philibert, un secundario estupendo. ( )

Una novela intimista que destila felicidad, amor y ternura. Camille Fauque tiene 26 años. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y parece esmerarse en desaparecer. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero Franck es mujeriego y malhablado, casi vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro personajes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos personajes de corazón puro es de una riqueza inaudita. Anna Gavalda deja hablar a sus personajes, posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, entre los sentimientos y las palabras para contarlos.