"Tu padre está de pie, con los pantalones abajo, el calzoncillo manchado de sangre y el mismo líquido rojo viscoso chorreándole las piernas." ¿Qué fractura del devenir se nos hace corpórea ante la inminencia de la catástrofe? ¿Cuánta crueldad de la especie, en sus formas extremas, es justo sentir? Eso parece reflexionar la chica del cuento 'Delineador', el texto que inaugura la nueva colección de Yolanda Arroyo Pizarro. El personaje se maquilla los ojos, estudia su rostro sobre la superficie del espejo y contiene, como mejor sabe hacer, la fisura de la existencia que a partir de ese momento se quiebra sin vuelta atrás. Abundan en la colección las figuras que se proyectan como redentoras, los relatos perversos contados con toda naturalidad, y las estampas metaforizadas con prácticas primitivas. La autora nos invita a zambullirnos dentro de estas historias limítrofes cargadas de realismo urbano y relaciones violentas. Nos muestra la otredad en la mirada individualista mientras el erotismo funge como tema unitario que hilvana los textos y los adereza. Yolanda Arroyo Pizarro toca, palpa y muerde historias, desde las más aberrantes hasta las más cotidianas.