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Cargando... Piercing (edición 2007)por Ryu Murakami
Información de la obraPiercing por Ryū Murakami
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My second Ryu Murakami book and the second book I have been too horrified to put down. I sat here and read ferociously in hopes that everything would be okay. But are they ever okay? This story really has two main characters who meet under insane circumstances and for a while you kind of hope they fall for each other. Then you realize that you think that and feel that you must be cracking up. Crazy book. Lot's of sick fun. When a book opens with a man standing over his own child's cot with an ice pick in his hand wondering if he's going to use it or not you know you're not in for a pleasant or cheery read. This is a study in psychopathic behaviour and a look into what drives someone to this state in the first place. Kawashima Masayuki looks to have it all. A loving wife and new baby daughter and a successful career as a graphic artist. His only problem is that he occasionally suffers from pavor nocturnus (night terrors) and they've just returned and he's afraid that he might actually go though with the act one of these times. He decides that the only way he can avoid stabbing his own daughter is to actually stab someone else instead so he starts to make plans. Unfortunately his chosen victim has problems of her own. What will happen when he puts his plan into action? This is a short novel and despite the subject matter is fairly easy to read. Nowhere near as good as In the Miso Soup but a little better than Audition which are the only other books I've read by the author. sin reseñas | añadir una reseña
Listas de sobresalientes
Set in Tokyo, this novel follows a man who has everything: a good job, a loving wife, and a beautiful four-month-old daughter. But every night he must fight his urge to stab his daughter with an ice pick. He eventually decides to divert his impulse into an unsuspecting prostitute, but as he begins to execute his meticulous crime, everything begins to unravel. Ambientada en Tokio, esta novela narra la historia de un hombre que lo tiene todo: un buen trabajo, una esposa que lo ama y una hermosa hija de cuatro meses de edad. Pero cada noche tiene que luchar contra el deseo de apuñalar a su hija con un punzante. Eventualmente decide desviar su impulso hacia una prostituta, pero cuando comienza a ejecutar su meticuloso crimen, todo comienza a deshacerse. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
Debates activosNingunoCubiertas populares
Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)895.635Literature Literature of other languages Asian (east and south east) languages Japanese Japanese fiction 1945–2000Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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“Estos niños no saludaban ni contestaban cuando les hablaban. Llama varias veces a un niño y terminará por girarse, mirarte fijamente de arriba abajo diciendo algo como «Cállate, gilipollas, ya te oí la primera vez». Llámale la atención a otro, y se pondrá como una fiera a tirar cosas y romper juguetes, e intentar morderte la mano. Muchos comían como animales, quitándole incluso la comida a los otros. Algunos se hacían un ovillo en un rincón y miraban fijamente al vacío para, después, echarse a llorar si alguien se les acercaba; otros, tan obsequiosos como los esclavos o los perros, miraban ansiosamente la cara de los cuidadores a la espera de una orden. Había algunas niñas que se acercaban a cualquier hombre mayor e intentaban llevarle la mano por debajo de su ropa interior, y había niños que se mordían su propia mano de forma compulsiva. Niños que de repente empezaban a moverse espasmódicamente y a golpearse la cabeza contra la pared, y ni siquiera paraban cuando la sangre les corría por la cara. Niños que deambulaban por ahí como patos, sin darse cuenta de la porquería apestosa que llevaban en los pantalones. Al mirar a niños como estos, era fácil entender por qué sus padres les pegaban. Lo más natural era odiar a niños así, ignorarlos y colmar de amor solamente a tus otros hijos. ¿Quién no lo haría?”
“Pero claro, realmente no funcionaba así. Esos comportamientos no eran el motivo por el que los padres maltrataban a sus hijos sino que eran el resultado del maltrato. Los niños están indefensos, murmuró Kawashima para sí. Se sorprendió con lágrimas que corrían por sus mejillas, y se acabó el vaso de whisky de un trago. Independientemente de cómo los maltrataran, los niños no podían hacer nada. Incluso si su madre les pegaba con un calzador o el tubo de la aspiradora, o el mango de un cuchillo de cocina, o los estrangulaba, o les tiraba agua hirviendo por encima, no podían escapar de ella; ni siquiera podían odiarla de verdad. Los niños luchaban con desesperación por amar a sus padres. De hecho, antes que odiar a un padre, elegían odiarse a sí mismos. El amor y la violencia se volvían tan indisolubles en ellos que cuando crecían y entablaban una relación, sólo la histeria les tranquilizaba. La amabilidad, la suavidad —cualquier cosa en esa línea— sólo causaba tensión, ya que no había forma de saber cuándo se convertiría en hostilidad. Era mejor cortar por lo sano inspirando asco y rabia constantemente en los demás.
“Fijándose alternativamente en su propio reflejo en la ventana empañada y en el paisaje nocturno de Tokio que se extendía a sus pies, Kawashima empezó a sentirse un representante. Un representante de todos los niños que se habían convertido en puntos insignificantes en el oscuro diorama; un mártir armado únicamente con un punzón enfrentándose a las hordas enemigas. Imbuido de una sensación de omnipotencia, convocó las caras de los niños del Hogar una a una y les dijo: Esperad y veréis. Sus labios rozaron la ventana y algunas gotas de agua corrieron por el cristal como bichitos que se dispersan. Los mataré a todos por vosotros, murmuró Kawashima para sí una y otra vez.” ( )