Una de las experiencias más hermosas de la infancia -y también de la vida adulta- es tener una mascota y hacerse responsable de ella, velando por su bienestar en todos sentidos. Franklin, la pequeña tortuga que protagoniza esta simpática historia, quiere tener una mascota y decide comunicarle este deseo a su familia. Los padres le comunican que van a considerar la proposición. Entretanto, Franklin comienza a darse cuenta de que para que sus padres acepten es fundamental que él sea capaz de demostrar que actuará con responsabilidad y atenderá efectivamente a las necesidades de su mascota. Finalmente, sus padres toman una decisión: Franklin podrá tener su mascota. Y al momento de elegirla, él les dará a sus padres una gran sorpresa. Una hermosa historia que ilustra la importancia de la responsabilidad, la atención y el cuidado hacia quienes más queremos.