Hace muchos años, el abuelo de Jack fue un gran piloto de la Segunda Guerra Mundial. Ahora va al supermercado en pantuflas y a veces ni tan siquiera recuerda el nombre de su nieto. Lo único que tiene muy claro es que aborrece la residencia donde vive. Y es así como nieto y abuelo deciden trazar el plan perfecto: una fuga espectacular.

Es el cuarto libro de Walliams y el segundo que ilustra Tony Ross para al autor. Ganador del Red House Children’s Book Award, un premio que se otorga en Inglaterra a los mejores libros para público infantil y juvenil editados en el mismo país. Además, como ha sucedido con otros títulos de David, se ha creado una película de animación de corta duración. Pero antes de verla… es mejor leer esta novela de ficción con aires de suspense, con un humor absurdo y delirante que conducirá a la imaginación por las más descabelladas situaciones.

Ben sueña con ser fontanero de mayor, pero a sus padres esa idea no les gusta nada, ellos prefieren que su hijo cumpla el sueño que no alcanzaron de jóvenes: ser un bailarín, rico y famoso, como Flavio Flavioli, el presentador de su programa favorito, Baile de estrellas. Todos los viernes, cuando lo emiten, los padres de Ben le llevan a casa de la abuela para que pase allí la noche y ellos puedan estar tranquilos disfrutando de lo que más les gusta en el mundo. Ben siempre ha pensado que sus padres pasan de él y que no le quieren. No les importa lo que él desee o lo que le guste. Hasta tiene que esconder las revistas de La gaceta del fontanero debajo de su colchón para que no se enfaden. Lo peor es tener que pasar una noche a la semana en casa de la abuela.

“Físicamente, la suya era lo que se dice una abuela de manual”, le hablaba siempre como un bebé, pinchaba cuando daba un beso y olía constantemente a…es tan asqueroso que os dejo descubrirlo a vosotros mismos.
Ben odiaba tanto quedarse en su casa que una noche salió a hurtadillas de la habitación y llamó por teléfono a sus padres para que fueran a recogerlo porque no aguantaba más, estaba harto de jugar siempre al Scrabble, de comer repollo estofado, asado, en pudding y bizcocho y además le parecía una abuela aburrida. Cuando colgó el auricular, con la negativa de sus padres, a Ben le pareció que la abuela no roncaba y pensó que le habría escuchado. Esto le hizo sentir bastante culpable y preocupado pero, sin querer, descubrió algo que la abuela había mantenido escondido siempre.

¿Sería posible que la abuela guardase aquella caja en la cocina como si nada? ¿Su abuela? Eso había que investigarlo. Así que Ben, dejando a sus padres pegados al televisor se deslizó por el bajante que pasaba por su ventana para llegar a casa de la abuela en bici. Cuando, escondido en unos matorrales, la vió salir del portal ¡No se lo podía creer! Su abuela guardaba un gran secreto y desde luego no tenía nada que ver con una abuela aburrida.

¿Qué despierta tanto interés en Ben de su abuela? ¿Cómo podrá pasar sin contarle a nadie el secreto que ambos guardan ahora?

Aventuras, misterio y humor se mezclan en esta historia tan entrañable entre Ben y su abuela. El estilo es inconfundible, ágil, divertido, con unas descripciones brillantes, sinceras y sobre todo ocurrentes, combinadas con momentos de tensión sentimental que en la vida real todos sufrimos y que desde la perspectiva de un niño suelen ser impactantes. Por ejemplo la repentina enfermedad de la abuela y la defunción de un ser querido. Son temas tratados en el libro de una forma más seria sin llegar a la tensión dramática que ello puede suponer. Lo hace con delicadeza, sin darle más importancia de la que en realidad tiene. Ben es consciente de que la vida sigue, las cosas suceden de igual modo tras la pérdida de la abuela y la imagen que nos da del protagonista pasados unos días es de una normalidad absoluta.

Un estilo cercano a Roald Dahl, guardando las distancias, en cuanto a las situaciones o descripciones absurdas, la relación que tienen entre si los personajes y la espontaneidad y frescura en la narración. Por algo habrá sido su ilustrador en anteriores libros Quentin Blake y ahora Tony Ross, cuyos dibujos poseen un halo muy cercano.

Una historia entrañable y divertida en la que hasta la Reina de Inglaterra tiene su momento disparatado. Recomendado para niños entre 9 y 12 años por la estructura del libro en general, capítulos cortos con letra grande, ilustraciones divertidas y una trama intrigante que suscitará el interés por continuar la lectura. ( )

¿Quieres conocer a la abuela de Ben?
Seguro que te parecerá la típica abuelita de manual:
-tiene el pelo blanco,
-lleva dentadura postiza,
-guarda su pañuelo en la manga de la blusa...
Y algo más...
¡es una ladrona de joyas perseguida a nivel internacional!