1988. María, una joven griega, recibe una noticia de su madre: la tía Catina le ha dejado una herencia. María, sin dilación, busca la supuesta dote en el desván y encuentra un gran baúl de un granate ostentoso y manillas doradas. Llena de expectativas, lo abre con avidez y descubre que sólo hay libros con 100 años de antigüedad, escritos en griego, turco y en otras lenguas extrañas. Se trata de recetas de cocina, de cosméticos, maldiciones, conjuros de amor, entre otros, con lo que María se desilusiona por completo y se queja de que la tía era inmensamente rica y no le ha dejado nada de valor. La tía en cuestión es Catina Ismirin que, a su muerte, dejó una serie de directrices precisas: su sobrina María tenía que recibir la herencia 23 años después de su muerte, en un día determinado, exactamente en el Día de la Cruz.… (más)
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