Niccolò MachiavelliReseñas

Esta es la obra más conocida de Nicolás Maquiavelo. Más allá de asuntos secundarios y casi exóticos como el abuso del término «maquiavélico» para referirse a algo astuto o engañoso, tenemos aquí un tratado intachable, cuya vigencia en la actualidad resulta asombrosa, sobre las cualidades que debe reunir un buen gobernante. Las reflexiones de Maquiavelo son una lectura obligatoria para quien desee comprender cuáles son la naturaleza y los límites del poder.

El príncipe es un tratado político del siglo XVI del diplomático y teórico político italiano Nicolás Maquiavelo. Según la correspondencia de Maquiavelo, una versión parece haber sido distribuida en 1513, usando el título en latín De Principatibus.​

Librería 7. Estante 4.

la obra es un conjunto de reflexiones del autor sobre el arte de conquistar y conservar el poder en un principado.

Los editores y traductores se empeñan a veces en hacer de Maquiavelo un pensador "como los grandes". pero yo creo que no es así. El florentino es un hombre de acción, un tipo dedicado en cuerpo y alma a la política. Es lo que hoy llamaríamos un asesor. Pero, en las épocas de paro laboral, se dedica a escribir sobre lo que le gusta: política en acción. No le interesan las grandes preguntas ni los misterios del Universo. Lo que ocupa su mente es cómo llegar al poder y cómo mantenerse en él.

Y lo tiene claro. Es verdad que sus textos muestran algunas incoherencias y ambigüedades, pero esto solo nos sorprende si nos empeñamos en hacerle pensar como un filósofo sistemático, cosa que ni él es ni, seguramente, pretendía serlo. Pero, como digo, tiene claro los medios para llegar al poder y mantenerse en él: cualquiera. Hay que olvidarse de esos estúpidos prejuicios cristianos y humanistas. Si hay que matar, se mata, y, si vemos que nos conviene, pues sacamos a relucir la mejor de nuestras sonrisas. No dudes en romper tratados y mentir como un bellaco, pero de vez en cuando hay que cumplir la palabra (especialmente si es en público) para mantener la credibilidad. En definitiva, un político de manual. A Maquiavelo no le importa si todo eso es éticamente aceptable o no, puesto que la ética la marca el poderoso. Tonterías, las justas.

el fin justifica los medios... por lo menos para los jefes de Estado!

El príncipe de Nicolás Maquiavelo es una de las grandes obras de la filosofía política occidental y constituye una muestra de pensamiento irreverente, polémico, un tanto irónico y siempre lúcido. Aquí se encuentra la primera reflexión moderna sobre el poder estatal, su origen y sus medios de legitimación.

Maquiavelo ha quedado como sinónimo de frialdad, cálculo, inhumanidad, ambición. Y el libro es un ofrecimiento, no se sabe bien si ingenuo o deseperado, a Lorenzo el Magnífico, esperando, es verdad, recuperar su empleo perdido, pero también esperando poder influir en la política de su tiempo. Y no lo consiguió. Es decir, que no supo aplicarse a sí mismo la metodología de actuación que predica en su obra. Un tanto patético.

La tesis principal es que el gobernante que no lo es por derecho hereditario debe procurar más que su propio pueblo esté contento que evitar los ataques externos, algo que, como sabemos, no todos los gobernantes son capaces de hacer. Maquiavelo, después de leer mucha historia antigua y de observar mucha contemporánea, llega a esta sabia conclusión y la expone de forma decidida y clara. Abundan en la obra las sentencias más o menos cortantes, apoyadas en profusión de ejemplos tomados generalmente de Roma y de la historia italiana contemporánea. La parte más famosa, y sin duda la más interesante, son los capítulos XVI al XVIII, ambos incluidos, en los que Maquiavelo va desgranando las virtudes del gobernante, explicando cómo las aparentes virtudes pueden ser causa de su ruina, y cómo más le vale al gobernante administrar seriamente los "vicios" (como la crueldad, la tacañería, la infidelidad, la mentira) para convertirlos en "virtudes", en el sentido de algo que le ayude a permanecer en su cargo. Es evidente que aquí Maquiavelo está proponiendo claramente una anti-moral, o nueva moral, que, en principio, sólo es aplicable al "príncipe", pero que fácilmente se desliza hasta todos los demás. En el fondo, un ejemplo claro del individualismo renacentista: vale lo que me vale a mi ahora. Es curioso, y el editor lo anota, que Maquiavelo apenas menciona aquí la religión; lo hará en otras obras suyas, en las que considera la religión como un elemento de cohesión interna políticamente esencial, pero no más. Creo que esta circunstancia, la facilidad con la que lo que se presenta como sólo para "políticos" ha sido trasladado al comportamiento común, ha hecho de esta obra algo tradicionalmente considerado peligroso. Me parece que el lector haría bien situándola en sus términos literales, es decir, como una obra de teoría política y nada más. Es cierto que me parece que hay mucho más detrás, pero, efectivamente, eso es demasiado peligroso.

es un tratado de doctrina política compuesto por Nicolás Maquiavelo en 1513 mientras se encontraba en San Casciano confinado por la acusación de haber conspirado en contra de los Medici. Maquiavelo dedicó la obra a Lorenzo II de Medici, hijo de Pedro II de Medici, con la esperanza de reconquistar el encargo de Secretario de la República, y fue publicado póstumamente en 1532. Se trata sin duda de su obra con más renombre, aquella por la cual ha nacido el sustantivo "maquiavelismo" y el adjetivo "maquiavélico".

este libro nos cuenta como un principe tenia todo el pueblo a sus pies gracias a su astucia e inteligencia.
Por lo tanto el pueblo no queria derrocarlo.

El príncipe, de Nicolás Maquiavelo, dedicado a Lorenzo de Medicis y publicado después de la muerte de su autor, en 1527. Es uno de esos clásicos que nadie admite no haber leído, pero también de los que peor interpretados han sido en la historia de la literatura y de las ciencias políticas. Después de todo, quién sabe con certeza qué es lícito y qué no en política, si la moral es otra cosa... quizá tiene una existencia paralela, nunca inmersa, ni sustancia de aquella.

COLECCIÓN AUSTRAL

PRIMERA GAVETA DE LA IZQUIERDA, ANAQUEL TERCERO.