Qu? occurre cuando la ciencia escapa al control de los hombres? Kalloca?na es el nombre del suero de la verdad que el cient?fico Leo Kall ha inventado para garantizar al Estado seguridad y estabilidad, pero la verdad se escapa a la instrumentalizaci?n y sus efectos son demoledores: el protagonista asiste horrorizado al surgir gradual de una conciencia individual y aut?noma con la que intenta luchar. Escrita en 1940, Kalloca?na es una novela antiut?pica, en la l?nea de 1984 de Orwell que se public? unos a?os m?s tarde, inspirada en el apogeo del nacionalsocialismo en Alemania. Con la serie de novelas antiut?picas que vieron la luz en la segunda mitad del siglo XX, comparte la visi?n pesimista de un futuro totalitario y deshumanizado, pero lo que hace de Kalloca?na algo ?nico en su g?nero es la concepci?n de la dictadura como algo inherente a la conciencia individual. Karin Boye describe con lucidez un futuro gris, dominado por un Estado policial que llega a invadir la esfera privada de los ciudadanos suprimiendo toda forma de libertad. Los hombres se han convertido en m?quinas cuya funci?n principal es reproducirse, obedecer y no sentir. Una novela dist?pica sobre los riesgos de la ciencia y los aspectos m?s oscuros del ser humano SOBRE LA AUTORA Karin Boye (1900-1941) una de las personalidades m?s sensibles e innovadoras de la literatura escandinava de la primera mitad del siglo XX. Despu?s de la Primera Guerra Mundial se une al movimiento pacifista Clart? y viaja por Europa, viviendo las inquietudes de su tiempo: visita la Uni?n Sovi?tica de Stalin en 1928, la Alemania nazi de Hitler en 1932 y en 1938 la tan anhelada Grecia. Figura compleja y en continua lucha entre el compromiso pol?tico y social, el rigor moral y la necesidad de dejarse llevar por sus instintos m?s naturales, Karin Boye acabar? suicid?ndose el 23 de abril de 1941, d?a en que los nazifascistas invaden Grecia. Aparte de numerosas antolog?as po?ticas, escribi? cinco novelas de las que Kalloca?na es la m?s conocida. EXTRACTO Muchos hallar?n absurdo el libro que me dispongo a escribir -si es que me atreviera a pensar que ser?n ±muchos quienes lo lean-, puesto que abordo el trabajo por iniciativa propia, sin obedecer ?rdenes de nadie, y, aun as?, no tengo del todo claro cu?l es la intenci?n. Quiero y debo, eso es todo. Con frecuencia cada vez m?s inexorable preguntan por las intenciones y el m?todo de lo que se hace y se dice, de modo que no quede ni una sola palabra al azar, pero el autor de este libro se ha visto forzado a tomar el camino contrario, hacia lo sin sentido. Pues, aunque los a?os que llevo aqu? como prisionero y como qu?mico -ser?n m?s de veinte, calculo- han sido a?os de sobra llenos de trabajo y de premuras, existe algo que, sin duda, opina que no es suficiente, algo que me ha ido guiando y que me ha descubierto otro trabajo, uno que yo no ten?a la menor posibilidad de descubrir, a pesar de tener en ello un inter?s profundo y doloroso. Ese trabajo estar? cumplido cuando haya terminado el libro. Ni que decir tiene, soy consciente de lo ofensivos que mis pol?micos escritos deben de resultarle al pensamiento racional y pragm?tico y, aun as?, escribo.