Es, en esencia, una historia de venganza. Cuando en los años setenta, unos ladrones asaltan un banco, matan a un niño durante su huida. Años después, uno de los atracadores muere asesinado. Su compañero en el atraco, convencido de que él será el siguiente, intenta adelantarse y matar a quien sospecha debe ser el verdugo: el padre del niño. La intervención del inspector Ricardo Méndez, un policía de métodos poco ortodoxos, a punto de jubilarse, será decisiva para resolver el caso.

Cuando en los años setenta dos ladrones asaltan un banco matan a un niño durante su huida. Años después, uno de los atracadores muere asesinado. Su compañero en el atraco, convencido de que él será el siguiente, intenta adelantarse y matar a quien sospecha debe ser el verdugo: David Miralles, padre del niño. La intervención del inspector Méndez, un policía a punto de jubilarse de métodos poco ortodoxos, será decisiva para resolver el caso. Una trama sólida, redonda, contada con maestría, donde conviven la sordidez más extrema, la ternura detrás de los gestos, la miseria humana.. ( )

La acción se centra en 2007, pero es la historia de una barcelona antigua y de unos personajes "tipos" que están desapareciendo en aras de una supuesta "modernización".
Un viejo policía, Méndez, muy poco ortodoxo en su métodos, pero que controla todos los resortes de la vieja ciudad: sus tabernas, sus chulos, sus putas, confidentes, rateros de medio pelo... el muerto, Omedes, maltratador de mujeres, atracador de bancos (en el que murió un vigilante jurado y un niño de tres años), huído de la justicia... su compinche, Leónidas (apodado Erasmus) un vividor sin escrúpulos, asesino, traficante de drogas, dispuesto a defender su vida a costa de lo que sea...un abogado mediocre, Escolano, dispuesto a venderse por el triunfo... Y el nexo de unión: la historia de madame Ruth, de puta a marquesa y de una de sus antiguas pupilas, Mabel, dónde se mezclan el odio, la dependencia, la lealtad...
Méndez se centra en el primer sospechoso: Miralles, el padre del niño asesinado, guardaespaldas de profesión, cuyo reloj vital se detuvo con la muerte de su hijo, obsesionado con reconstruir una vida que ya no podrá ser vivida y que tiene "recogida" a una chica de la calle, Eva, fugitiva de reformatorios, ladronzuela, a la que intenta reinsertar.
La ciudad también es protagonista, es la vieja Barcelona que se está muriendo, los antiguos cafés, el barrio del Raval... dónde se mezclan historias sórdidas, amores, desencuentros, críticas a la sociedad, al sistema judicial... con una acción rápida, trepidante en su última parte (parece sacada de una película del oeste), dónde brilla una especie de justicial social para dejar "tranquilo" al lector. ( )

En un atraco, dos delincuentes matan a un niño pequeño. Años después, uno de los delincuentes es asesinado, y el inspector Méndez se lanza detrás del padre del niño, llamado Miralles, antiguo segurata y actual guardaespaldas. Pero el segundo delincuente, convertido en un pez gordo y corrupto, hace lo propio con intención de matar al que, si no, probablemente le mate a él. Y así se van persiguiendo todos unos a otros por Barcelona.

González Ledesma no se deja atrás ninguno de los ingredientes del género: trama compleja, pistas falsas, policías heterodoxos y a punto siempre de su expulsión, una ciudad y sus variados decorados, la mezcla de tragedia y humor, personajes torturados y retorcidos, gente sin familia... Contado con mucha maestría y, al final, dejando un poso de amargura porque, como dice la Biblia de la novela negra, la vida es una mierda, aunque de vez en cuando nace alguna flor de ella. ( )

Su estilo me recuerda a Eduardo Mendoza, pero sin esa intención tan marcada de hacer reír al lector. En esta novela se entremezclan todas las miserias: putas, camellos, estafadores, policías, guardaespaldas, asesinos ( a sueldo o no), una vieja madame agonizante, un abogado con poco prestigio y una trama que se lee rápido porque es muy entretenida y engancha de principio a fin ( )