Maya es una abeja muy especial. Quiere conocer el mundo y no pasar su vida recogiendo miel y llevándola a la colmena. Es pura alegría. Lo que más desea es conocer al ser humano, del que tanto ha oído hablar. Es tierna y algunas veces algo ingenua, pero su gran corazón le ayuda siempre a salir de los embrollos en los que se mete por su afán de aventura. Waldemar Bonsels Autor alemán, nacido a finales del siglo XIX. La abeja Maya es su libro más famoso. Publicado en 1912 con una tirada de un millón de ejemplares y traducido a veintiocho idiomas, se llegó a adaptar a la televisión en los años setenta, en formato de dibujos animados, con gran éxito.

Que yo sepa, es la única edición española de la novela auténtica que dio origen a la famosa serie de televisión. Evidentemente, la serie se toma bastantes libertades que, de todos modos, visto lo que a veces se hace, tampoco son tantas. Una de las más llamativas es el compañero de Maya, que en la novela no existe. Pero la más importante es que aquí Maya se va de la colmena y vive varios días sola por la pradera, buscando encontrar al hombre y topándose con los demás animales. Unos amables (el escarabajo Kurt, el saltamontes Flipp, el elfo), otros mucho menos (la araña Tecla o los avispones), algunos estúpidos (la mariquita Aloiss Siete-Puntos o la mosca Puck). Escrita a principios de siglo XX (muy similar a los libros de mi abuela que hoy tiene mi tía), nos pone en una época en que no se sobreprotegía a los niños. Maya asiste a escenas de terrible violencia, porque la vida es así, porque los animales se comen unos a otros con total naturalidad. Ella misma pasa por situaciones muy delicadas, de las que sale gracias a que, a pesar de todo, siempre hay buena gente, incluso entre el aborrecido pueblo de los avispones.

Lo encontré en la biblioteca de Illescas y me lo traje por curiosidad, porque había leído una reseña en una revista diciendo que ésta era la única edición en español del cuento original (sin contar, claro está, las adaptaciones de la serie), lo que no deja de ser sorprendente. Los créditos indican que la traducción es de 1960, pero no aparece en el ISBN. Bueno, es igual, el caso es que es una historia muy bonita, en verdad. ( )