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Cargando... Memoirs of Hadrian (1950 original; edición 2005)por Marguerite Yourcenar (Autor), Grace Frick (Traductor)
Información de la obraMemorias de Adriano por Marguerite Yourcenar (Author) (1950)
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Memorias de Adriano es, sin duda alguna, uno de los textos más brillantes y profundos de la literatura del pasado siglo XX, y precursora en gran medida del prestigio que el género histórico ha gozado en las últimas décadas. La forma que le confiere Marguerite Yourcenar, la de una larga epístola dividida en capítulos y dirigida a Marco, permite que la voz del emperador Adriano fluya sin intermediarios y nos revele los acontecimientos de su vida pasada y su interioridad. En esta novela, Yourcenar reconstruye la biografía del emperador y el contexto histórico en el que surge y se desarrolla, pero también recrea un modo de ver el mundo y las formas en las que una mente como la de Adriano se relaciona con él, es decir, una filosofía de la vida. A ello habría que añadir las reflexiones de la propia autora sobre la escritura. La confluencia de sus estudios históricos, de sus indagaciones sobre la forma de relacionarse Adriano con las instituciones sociales y políticas de su tiempo, la descripción de sus sentimientos personales en los que el esclavo Antínoo es protagonista esencial, y la larga y constante lucha de Marguerite Yourcenar con un personaje que se impone a sus iniciales propósitos, hacen de Memorias de Adriano -que Julio Cortázar tradujo al español- una joya de la literatura. Como ella misma señaló en cierta ocasión: "He pasado una gran parte de mi vida tratando de definir y luego de describir a este hombre solo y, por otra parte, en relación con todo". En sus cuadernos de notas a las Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar recupera una frase inolvidable de Flaubert: «Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que solo estuvo el hombre». Y añade: «Gran parte de mi vida transcurriría en el intento de definir, después de retratar, a este hombre solo y al mismo tiempo vinculado con todo». Solo con su interioridad, vinculado con todo gracias a la posición privilegiada de quien puede abarcar en una mirada las fronteras de su imperio y la civilización, clásica y amada, que Roma extiende por el mundo, Adriano no se detiene en la narración de los hechos que se suceden en su vida: el yo examina su reinado y las campañas militares, reflexiona sobre las artes, recupera sus viajes, revive la pasión por el joven Antínoo y se enfrenta a la muerte. Y si uno de los aciertos de Yourcenar consiste en «elegir el momento en el que el hombre que vivió esa existencia la evalúa, la examina, es por un instante capaz de juzgarla», no cabe duda de que en el juicio que Adriano hace de su existencia a las puertas de la muerte afloran las distintas visiones del pensamiento antiguo, inflamadas, a su vez, de un amor exaltado por el ser humano y por el mundo. «Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver… Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…». Puede que, en el fondo, no sea Marco el destinatario de la epístola; puede que lo sea esa alma que es parte de uno mismo, tierna, flotante, huésped y compañera; ese espíritu con el que dialogamos con cierta nostalgia, deseosos de perpetuar las cosas amadas. La memoria, de alguna manera, contribuye a hacer de este anhelo una realidad; pero es la escritura, esta vez la de Yourcenar, la que garantiza a la última visión de Adriano la perpetuidad ansiada. En esta novela, Yourcenar reconstruye la biografía del emperador y el contexto histórico en el que surge y se desarrolla, pero también recrea una forma de ver el mundo y las formas en que una mente con la que Adriano se relaciona, es decir, una visión de la vida. Está escrito en forma de epístolas que el propio Adriano le escribe a su primo y sucesor Marco Aurelio. En sus cartas, el emperador recuerda sus triunfos, sus éxitos militares y políticos y reflexiona sobre el arte y el amor. Por lo tanto, es parte de un subgénero de la novela histórica conocida como «falsos recuerdos». A esto deben agregarse las propias reflexiones del autor sobre la escritura. El choque entre sus estudios históricos, sus investigaciones sobre cómo Adriano se relaciona con las instituciones sociales y políticas de su tiempo, la descripción de sus sentimientos personales donde el esclavo Antínoo es un protagonista importante y la larga y constante lucha de Marguerite Yourcenar con un personaje que domina sus propósitos originales, hacen de Memorias de Adriano, que Julio Cortázar tradujo al español, una joya de la literatura. Un relato admirable y ya clásico, en la estupenda traducción de Julio Cortázar. Un emperador romano se inclina sobre su pasado: el poder, las conquistas, los turbios episodios palaciegos, las horas de triunfo y de peligro... Adriano cuenta su propia vida y poco a poco el César va dejando asomar al hombre, su atormentada intimidad, su secreto, que habría de fijarse en estatuas, en poemas, en templos. Bajo la forma de una autobiografía imaginaria minuciosamente fundamentada en la realidad histórica, Marguerite Yourcenar reconstruye un tramo espectacular de la historia.
'La mayoría de los hombres gusta resumir su vida en una fórmula, a veces jactanciosa o quejumbrosa, casi siempre recriminatoria; el recuerdo les fabrica, complaciente, una existencia explicable y clara. Mi vida tiene contornos menos definidos. Como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más ajustadamente la define: buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado al arte, pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos. Pienso a veces que los grandes hombres se caracterizan precisamente por su posición extrema; su heroísmo está en mantenerse en ella toda la vida. Son nuestros polos o nuestros antípodas'. Pertenece a las series editorialesAnchor Books (A108) Biblioteca Folha (24) Colección Folio (921) dtv (25017) — 11 más dtv grossdruck (25017) Le livre de poche (0221-0222) Modern Library Giant (isbn) Nuovi coralli [Einaudi] (189) Penguin Books (1358) A tot vent (290) Contenido enInspiradoTiene como estudio aPremiosListas de sobresalientes
Un relato admirable y ya clasico, en al estupenda traduccion de Julio Cortazar. Un emperador romano se inclina sobre su pasado: el poder, las conquistas, los turbios episodios palaciegos, las horas de triunfo y de peligro Adriano cuenta su propia historia y poco a poco el Cesar va dejando asomar al hombre, su atormentada intimidad, su secreto, que habria de fijarse en estatuas, en poemas, en templos. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)843.912Literature French and related languages French fiction Modern Period 20th Century 1900-1945Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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En esta novela, Yourcenar reconstruye la biografía del emperador y el contexto histórico en el que surge y se desarrolla, pero también recrea un modo de ver el mundo y las formas en las que una mente como la de Adriano se relaciona con él, es decir, una filosofía de la vida.
A ello habría que añadir las reflexiones de la propia autora sobre la escritura. La confluencia de sus estudios históricos, de sus indagaciones sobre la forma de relacionarse Adriano con las instituciones sociales y políticas de su tiempo, la descripción de sus sentimientos personales en los que el esclavo Antínoo es protagonista esencial, y la larga y constante lucha de Marguerite Yourcenar con un personaje que se impone a sus iniciales propósitos, hacen de Memorias de Adriano -que Julio Cortázar tradujo al español- una joya de la literatura.
Como ella misma señaló en cierta ocasión: "He pasado una gran parte de mi vida tratando de definir y luego de describir a este hombre solo y, por otra parte, en relación con todo".
En sus cuadernos de notas a las Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar recupera una frase inolvidable de Flaubert: «Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que solo estuvo el hombre». Y añade: «Gran parte de mi vida transcurriría en el intento de definir, después de retratar, a este hombre solo y al mismo tiempo vinculado con todo».
Solo con su interioridad, vinculado con todo gracias a la posición privilegiada de quien puede abarcar en una mirada las fronteras de su imperio y la civilización, clásica y amada, que Roma extiende por el mundo, Adriano no se detiene en la narración de los hechos que se suceden en su vida: el yo examina su reinado y las campañas militares, reflexiona sobre las artes, recupera sus viajes, revive la pasión por el joven Antínoo y se enfrenta a la muerte.
Y si uno de los aciertos de Yourcenar consiste en «elegir el momento en el que el hombre que vivió esa existencia la evalúa, la examina, es por un instante capaz de juzgarla», no cabe duda de que en el juicio que Adriano hace de su existencia a las puertas de la muerte afloran las distintas visiones del pensamiento antiguo, inflamadas, a su vez, de un amor exaltado por el ser humano y por el mundo.
«Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver… Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…».
Puede que, en el fondo, no sea Marco el destinatario de la epístola; puede que lo sea esa alma que es parte de uno mismo, tierna, flotante, huésped y compañera; ese espíritu con el que dialogamos con cierta nostalgia, deseosos de perpetuar las cosas amadas. La memoria, de alguna manera, contribuye a hacer de este anhelo una realidad; pero es la escritura, esta vez la de Yourcenar, la que garantiza a la última visión de Adriano la perpetuidad ansiada. ( )