Cuentos, recetas y otros afrodisíacos: una oda personal a los placeres de la comida y el sexo.
«Me arrepiento de los platos deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana, ya que la sexualidad es un componente de la buena salud, inspira la creación y es parte del camino del alma... Por desgracia, me demoré treinta años en descubrirlo.» Isabel Allende
Isabel Allende trae sus poderes mágicos como cuentista a un nivel muy personal y con un encanto peculiar a las entrelazadas y sensuales artes de la comida y el amor. Mezclando recuerdos personales con el folklore del mundo, leyendas históricas, y momentos memorables de la literatura erótica y de otros tipos, Allende enriquece su narración con porciones semejantes de humor y perspicacia.
Combinando un banquete de hechos fascinantes sobre los poderes afrodisíacos de los alimentos y las bebidas, Allende los sirve con convincente admiración y debida irreverencia. Ella ofrece sugerencias, tanto antiguas como modernas, para atraer a un amante, encender el ardor sexual, prolongar el acto sexual, reactivar la decadente virilidad. Metiéndose en el caldero de la historia, ella nos informa sobre los apetitos lascivos de todos, desde el emperador Nerón a Catalina la Grande hasta la notoria Madame du Barry de Francia.
La devastadora experiencia que fue velar a su hija Paula, en coma a lo largo de casi un año, llevó a Isabel Allende a encerrarse en sà misma, a solas con el dolor. Pero, de repente, una noche soñó que se tiraba a una piscina repleta de salsa, y a la noche siguiente imaginó que se comÃa a Antonio Banderas enrollado en una tortilla mexicana y sazonado con guacamole. Entonces, comprendió que habÃa terminado el duelo y, tomando como enseña el apetito y el sexo (`ambos preservan y propagan las especie, provocan los cantos y las guerras`), este libro es una desenfadada recopilación de consejos para retener a un amante y una oda muy personal a la sensualidad.
Isabel Allende trae sus poderes mágicos como cuentista a un nivel muy personal y con un encanto peculiar a las entrelazadas y sensuales artes de la comida y el amor. Mezclando recuerdos personales con el folklore del mundo, leyendas históricas, y momentos memorables de la literatura erótica y de otros tipos, Allende enriquece su narración con porciones semejantes de humor y perspicacia.
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Her breath is like honey spiced with cloves, Her mouth delicious as a ripened mango. To press kisses on her skin is to taste the lotus, The deep cave of her navel hides a store of spices. What pleasure lies beyond, the tongue knows, But cannot speak of it. Srngarakarika, Kumaradadatta, twelfth century A.D.
I dedicate these erotic meanderings to playful lovers and, why not? and also to frightened men and melancholy women
Primeras palabras
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I repent of my diets, the delicious dishes rejected out of vanity, as much as I lament the opportunities for making love that I let go by because of pressing tasks or puritanical virtue.
Citas
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I cinquant'anni sono come L'ultima ora del pomeriggio, quando il sole tramontato ci dispone spontaneamente alla riflessione. Nel mio caso, tuttavia, il crepuscolo mi induce al peccato. Forse per questo, arrivata alla cinquantina, medito sul mio rapporto con il cibo e l'erotismo, le debolezze della carne, che più mi tentano, anche se, a ben guardare, non sono quelle che più ho praticato.
Gli uomini che sono passati dalla mia vita - non voglio vantarmi, non sono molti - li ricordo così, alcuni per la qualità della loro pelle, altri per il sapore dei loro baci, l'odore dei loro indumenti o il tono dei loro sussurri, e quasi tutti sono associati a un alimento particolare. Il piacere carnale più intenso, goduto senza fretta in un letto disordinato e clandestino, combinazione perfetta di carezze, risate e giochi della mente, sa di baguette, prosciutto, formaggio francese e vino del Reno. Ognuno di questi tesori della cucina fa comparire davanti a me un uomo in particolare, un antico amante che ritorna insistente come un fantasma desiderato a infondere una certa luce malandrina nella mia età matura. Quel pane con prosciutto e formaggio mi restituisce l'odore dei nostri abbracci e quel vino tedesco il sapore della sua bocca. Non posso separare l'erotismo dal cibo e non vedo nessun buon motivo per farlo; al contrario, ho intenzione di continuare a godere di entrambi fino a quando le forze e il buon umore me lo consentiranno.
In queste pagine cercherò di vvicinarmi alla verità , ma non sempre è possibile. Cosa si può dire, ad esempio, sul prezzemolo? A volte bisogna inventare...
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And that when I can no longer make love - not because of any indifference of my own, but perhaps from the difficulty of finding someone willing to frolic with a great-grandmother - I hope at least to continue enjoying food and memories.
Cuentos, recetas y otros afrodisíacos: una oda personal a los placeres de la comida y el sexo.
«Me arrepiento de los platos deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana, ya que la sexualidad es un componente de la buena salud, inspira la creación y es parte del camino del alma... Por desgracia, me demoré treinta años en descubrirlo.» Isabel Allende
Isabel Allende trae sus poderes mágicos como cuentista a un nivel muy personal y con un encanto peculiar a las entrelazadas y sensuales artes de la comida y el amor. Mezclando recuerdos personales con el folklore del mundo, leyendas históricas, y momentos memorables de la literatura erótica y de otros tipos, Allende enriquece su narración con porciones semejantes de humor y perspicacia.
Combinando un banquete de hechos fascinantes sobre los poderes afrodisíacos de los alimentos y las bebidas, Allende los sirve con convincente admiración y debida irreverencia. Ella ofrece sugerencias, tanto antiguas como modernas, para atraer a un amante, encender el ardor sexual, prolongar el acto sexual, reactivar la decadente virilidad. Metiéndose en el caldero de la historia, ella nos informa sobre los apetitos lascivos de todos, desde el emperador Nerón a Catalina la Grande hasta la notoria Madame du Barry de Francia.