Las "Confesiones" las leí en su momento y no me quedaron ganas de repetir. El librito "Contra los académicos" es una obra de juventud, con un Agustín recién convertido al cristianismo y en un momento tranquilo de su vida. Quizá por eso adopta la forma de un relajado diálogo entre un par de adultos, uno de ellos el propio autor y otro un partidario de la última versión de la Academia, junto con dos o tres discípulos más jóvenes, en un entorno rural. Destacaría las acotaciones de tiempo y lugar a través de las que podemos entrever la vida de las clases altas cristianizadas de los últimos años del Imperio: administración y dirección de sus haciendas, lectura y reflexión de los autores clásicos (latinos, porque se alude a que ya casi nadie sabía griego) y discusiones filosóficas. En cuanto al fondo de la cuestión, estamos en la eterna duda de si es posible al ser humano conocer la verdad. Agustín acaba diciendo que sí, basándonos en los sentidos y la razón combinados, en un claro anuncio del realismo filosófico que perdurará tanto como el propio cristianismo, es decir: hasta hoy, y con la misma mala salud de hierro que la leyenda atribuye a los propios Papas. Literariamente es bastante ágil, y solo se registra un discurso largo, que ocupa como el tercio final. El resto son diálogos muy rápidos que, a veces, y según los propios protagonistas, se quedan en meros juegos verbales que al lector actual le distraen un poco. ( )