Es un libro melancólico, agridulce en su desarrollo y que, al final, se hace dulce. Pablo es un niño de 9 años de una madurez pasmosa para lo que corre hoy por el mundo.
La serie "Las tres edades" de Siruela tiene eso: en este libro dice "de 8 en adelante" y, aquí, "adelante" pueden ser muchos años, pero también si se les lee "La mirada de Pablo" todavía podríamos rebajar esa frontera.
Antonio Ventura ha escrito un cuento-novela de superación personal sin que ello suponga pasar o sufrir grandes traumas o sin que, al menos, éstos sean los protagonistas.
El libro se presta a la lectura en voz alta: repetición en los inicios de capítulo, frases cortas, capítulos cortos, gran tamaño de letra... Las ilustraciones, en caso necesario, pueden mostrarse con toda confianza. Una por página con una imagen, grandes, en grises...
El pero puede venir del lado "temporal". No recuerdo si la acción está situada en el tiempo, pero se ha escrito desde los recuerdos de otros tiempos, de cómo éramos en otros tiempos. Tampoco es un pero muy grande, digo yo; además, pensándolo bien, da muchas posibilidades.

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