LAS ENSEÑANZAS SECRETAS DE JESÚS CUATRO EVANGELIOS GNÓSTICOS

Este volumen contiene cuatro sorprendentes y bellos evangelios gnósticos: el Libro secreto de Jaime, el Evangelio de Tomás, el Libro de Tomás y el Libro secreto de Juan. Estos cuatro textos, traducción de los manuscritos de Naj Hammadi, nos ofrecen lo que en ellos mismos se denomina «las enseñanzas secretas del Salvador» y nos ayudan a entender la desaparición del gnosticismo. Disidentes del mundo antiguo, defensores del acercamiento íntimo a Dios y, sobre todo, rebeldes a la autoridad de sacerdotes y obispos, los gnósticos fueron perseguidos sin piedad por la iglesia oficial, que destruyó la mayoría de sus documentos y alentó los escritos hostiles de filósofos y teólogos ortodoxos. Estos hermosos textos nos devuelven, 2000 años después, el testimonio de una fe inquietante.

INTRODUCCIÓN

En diciembre de 1945 dos fellabin egipcios cabalgaban en sus camellos en busca de fertilizante natural a lo largo de la base de los magníficos riscos que adornan el gran meandro del Nilo en el Alto Egipto. Tal como cuenta uno de ellos Muhammad 'Ali al-Samman Muhammad Khalifah, los dos hombres manearon sus camellos y empezaron a cavar cerca de un peñasco grande que se halla al pie de un risco excepionalmente impresionante que lleva por nombre Jabal al-Tarif. De pronto, sus herramientas chocaron con algo duro. Los dos fellabin siguieron cavando y desenterraron una jarra de barro que había permanecido alli, enterrada en la arena de Egipto, durante centenares de años.

Al principio a Muhammad Ali le daba miedo abrir la jarra, no fuera a liberar un jinn o espíritu que estuviese encerrado dentro de ella. Luego pensó que tal vez la jarra contenía oro, como ocurriera con otros recipientes descubiertos un poco más arriba del río, en el Valle de los Reyes. Su amor por el oro se impuso sobre su temor a los jinns y Muhammad ‘Ali abrió la jarra. Y, en efecto, según él, dentro había oro: salió volando del recipiente y ascendió hacia el cielo, dejando sólo una colección de viejos papiros que el hombre colocó sobre el lomo de su camello para llevárselos a casa...