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Tratado de la desesperaci#65533;n, libro escrito en la etapa madura de su vida, S#65533;ren trata de edificar al hombre a medida que plantea la restauraci#65533;n del valor del individuo; en palabras del propio fil#65533;sofo: "El asunto es encontrar una verdad que sea cierta para m#65533;, encontrar la idea por la cual yo sea capaz de vivir y de morir." Esta restauraci#65533;n, se ejerce sobre todo en el progreso de las etapas del hombre, de las cuales (como ya lo mencionamos), la etapa religiosa es el fin del avance. Anteriores a #65533;sta hay dos m#65533;s: en primer lugar, la est#65533;tica y, por encima de ella, la #65533;tica. En la est#65533;tica, se plantea el abuso de la contemplaci#65533;n de lo bello, la exaltaci#65533;n del placer sensible, del eros y del deseo (planteamiento que le merecieron duras cr#65533;ticas por ahogar al hombre en lo puramente superficial y banal). La etapa #65533;tica, en cambio, se da cuando el ser humano brinca del desorden al orden, es decir, de lo ef#65533;mero al compromiso, del hedonismo al bien social.… (más)
Al principio me costó trabajo hacerme con el lenguaje de esta peculiar mezcla de filosofía y teología. La edición no ayuda ni mucho ni poco, así que tardé en saber qué quería decir exactamente "desesperación", que es lo que Kierkegaard califica de "enfermedad mortal", es decir, de "pecado". La clave está en entender la palabra desde su etimología; quizá podríamos traducirla mejor por "deseperanza". A partir de una definición general, el filósofo danés se lanza a una categorización de distintos tipos de desesperación, desde la menos grave, que es la del ignorante de la existencia de Dios, a la suprema desesperación, que él denomina "escándalo", y que consiste en la negación de Dios aún conociéndolo. En el fondo, es un libro de teología, un tanto oscura por su contenido (eso de dedicar todo un tratado al pecado...) y de forma enrevesada para mí. Pero, cuando se le coge el tranquillo, encontramos a un hombre que, desde su introspección, parece conocer bastante bien el alma humana. Un libro, pues, que va de menos a más, pero que hoy se nos antoja algo lejano y nebuloso. ( )
Tratado de la desesperaci#65533;n, libro escrito en la etapa madura de su vida, S#65533;ren trata de edificar al hombre a medida que plantea la restauraci#65533;n del valor del individuo; en palabras del propio fil#65533;sofo: "El asunto es encontrar una verdad que sea cierta para m#65533;, encontrar la idea por la cual yo sea capaz de vivir y de morir." Esta restauraci#65533;n, se ejerce sobre todo en el progreso de las etapas del hombre, de las cuales (como ya lo mencionamos), la etapa religiosa es el fin del avance. Anteriores a #65533;sta hay dos m#65533;s: en primer lugar, la est#65533;tica y, por encima de ella, la #65533;tica. En la est#65533;tica, se plantea el abuso de la contemplaci#65533;n de lo bello, la exaltaci#65533;n del placer sensible, del eros y del deseo (planteamiento que le merecieron duras cr#65533;ticas por ahogar al hombre en lo puramente superficial y banal). La etapa #65533;tica, en cambio, se da cuando el ser humano brinca del desorden al orden, es decir, de lo ef#65533;mero al compromiso, del hedonismo al bien social.
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