EL ZEN Y LA CULTURA JAPONESA

PREFACIO

Este libro se publicó por vez primera en Japón, en 1938, con el título Zen
Buddhism and Its Influence on Japanese Culture, por la Eastern Buddhist Society
de la Otani Buddhist University, en Kyoto.

Desde entonces, he reunido una mayor información sobre los temas allí tratados
y. naturalmente, me hubiera gustado reescribir el libro en su totalidad. Sin
embargo, llevar a cabo esta tarea habría supuesto una cantidad de tiempo y de
trabajo que, en las actuales circunstancias, no puedo permitirme. Lo que he hecho.
no obstante, ha sido revisar el material original en la medida en que era necesario,
y añadir algunos artículos escritos de manera independiente sobre aquellos temas
que últimamente han despertado mi interés, como la esgrima (kendo), el arte del
té (cha-noyu)y el haiku. En algunos casos, ciertas repeticiones han sido inevita
bles. Dado que la presente obra no pretende ser un libro de texto ni un trabajo de
erudición, el autor solicita indulgencia por parte del lector; confió en que mis
limitaciones no parezcan excesivas o interfieran la coherencia del discurso.

Gran parte del contenido tiene su origen en diversas conferencias pronunciadas
en Inglaterra y América a lo largo del año 1936. Una parte del trabajo que lleva
por titulo

Todo un clásico en la materia, el presente libro, escrito en forma de delicioso ensayo, está entereamente dedicado a captar indicios reveladores de cómo y por qué ciertos aspectos del "espíritu del zen" se están dejando sentir en la actualidad, y de una manera tan contundente, en toda la civilización occidental. De este modo, y tras una breve exposición sobre el significado del zen, Suzuki se dedica a examinar de forma detallada diversos aspectos del arte y la vida japoneses influidos por esta disciplina budista -el culto a la esgrima, la ceremonia del té, la forma poética del haiku y el amor por la naturaleza-, analizando también la relación existente entre zen y confucianismo, el papel del zen en la tradición de los samurais y el arte japonés, etc., todo ello sintetizado en sesenta y nueve ilustraciones. Y así, en una cultura, la nuestra, en la que el acelerado ritmo de la vida cotidiana se da por supuesto como norma universal, en una civilización en la que el interés por la posesión de "cosas" ha llegado a un nivel nunca antes conocido, las viejas y bellas virtudes japonesas, tal como Suzuki las describe, acaban desprendiendo un aroma inefablemente tranquilizador. ( )