Al parecer, Martines es un californiano experto en la Florencia bajomedieval, lugar y tiempo apasionante donde los haya. Aquí hace lo que en mi época se llamaba "alta divulgación", es decir, un trabajo que no pretende aportar nada nuevo, pero sí exponer a personas cultas mas no expertas lo que se sabe sobre el tema en cuestión. Y el tema da para mucho. El fraile dominico que tuvo a Florencia en su mano durante el último lustro del siglo XV, con un mensaje de austeridad e integridad moral es una figura fascinante y muy controvertida, ya desde su propia época. Martines no oculta su admiración por este hombre que supo electrizar a las masas con su capacidad retórica y que, por unos años, devolvió a la ciudad-estado toscana el gobierno honesto, la austeridad de vida y la religiosidad sin tibiezas. Es cierto que a veces exageraba, o dejaba que los suyos exagerasen, pero también que su cristianismo era sincero (predicó incansablemente el perdón para los partidarios de los entonces vencidos Médici) y que supo conectar con las frustraciones de un pueblo engañado una y otra vez por sus gobernantes. En estos tiempos, en que mucha gente se pregunta si nuestras democracias en verdad lo son o si nos están vacilando, un Savonarola se antoja no sé si necesario, pero sí atractivo. Eso sí, como siempre en la historia, al final los poderosos siempre ganan y, víctima de la presión combinada del papado, de los tiranos vecinos y de las oligarquías de su ciudad, Savonarola se vió arrastrado a la hoguera por las mismas masas que pocas semanas antes le entronizaban todavía como líder indiscutible. Recuerda a veces a la Semana Santa. Un personaje fantástico y un buen libro. ( )