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Terrorista/ Terrorist (2006)

por John Updike

MiembrosReseñasPopularidadValoración promediaMenciones
1,6674110,515 (3.18)36
Ahmad, threatened by the hedonistic society around him, gets involved in a plot, with reverberations that rouse the Department of Homeland Security.
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Descripcion: Ahmad ha nacido en New Prospect, una ciudad industrial venida a menos del área de Nueva York. Es hijo de una norteamericana de origen irlandés y de un estudiante egipcio que desapareció de sus vidas cuando tenía tres años. A los once, con el beneplácito de su madre, se convirtió al Islam y, siguiendo las enseñanzas de su rigorista imam, el Sheij Rashid, lo fue asumiendo como identidad y escudo frente a la sociedad decadente, materialista y hedonista que le rodeaba. Ahora, a los dieciocho, acuciado por los agobios y angustias sexuales y morales propios de un adolescente despierto, Ahmad se debate entre su conciencia religiosa, los consejos de Jack Levy –el desencantado asesor escolar que ha sabido reconocer sus cualidades humanas e inteligencia–, y las insinuaciones cada vez más explícitas de implicación en actos terroristas de Rashid. Hasta que se encuentra al volante de una furgoneta cargada de explosivos camino de volar por los aires uno de los túneles de acceso a la Gran Manzana.
Con una obra literaria impecable a sus espaldas, Updike asume el riesgo de abordar un tema tan delicado como la sociedad estadounidense inmediatamente posterior al 11 de Septiembre. Y lo hace desde el filo más escarpado del abismo: con su habitual mezcla de crueldad y empatía hacia sus personajes, se mete en la piel del «otro», de un adolescente árabe-americano que parece destinado a convertirse en un «mártir» inmisericorde, a cometer un acto espeluznante con la beatífica confianza del que se cree merecedor de un paraíso de huríes y miel.
Y, en una vuelta de tuerca sólo al alcance de un genio, el autor escribe un thriller apasionante, que seduce al lector desde la primera página y lo retiene hasta la última, sin dejar de ser el Updike de siempre: lúcido, implacable, mordaz y, pese a todo, comprensivo con cuantos habitamos un mundo de certezas que se desmoronan ante nuestros ojos.

ENTREVISTA A JOHN UPDIKE:John Updike
“Parecemos matones que imponen su modo de vida al mundo islámico”

El 11 de septiembre de 2001 el terrorismo islámico no sólo destruyó las Torres Gemelas y la inocencia de un país. También transformó el mundo. Y la literatura. Desde entonces (especialmente tras el 11-M español, y el 7-J inglés) cientos de novelas han convertido en protagonistas a los asesinos y a sus víctimas. El último ha sido John Updike, que en Terrorista se pone en la piel de Ahmad, un joven musulmán norteamericano que aspira a convertirse en terrorista suicida, incapaz de adaptarse a una sociedad “llena de lujuria y temor”. Updike ofrece en esta entrevista las claves de su controvertida novela, que lanza la próxima semana Tusquets, y de la que ofrecemos en primicia sus primeras páginas.

John Updike, uno de los escritores más célebres y respetados de Estados Unidos, se ha atrevido a abordar el problema del terrorismo desde el punto de vista de un posible asesino. Ahora confiesa que creó el personaje de Ahmad para analizar cómo se ve América a sí misma tras el 11S. También que deseaba escribir sobre terrorismo porque estaba conmocionado ante la violencia no sólo de Oriente Medio sino de su propio país.

–Usted ha dicho que no comprendemos el odio islámico hacia la civilización occidental. ¿Qué está pasando entre esos dos mundos?
–Creo que estamos desconcertados. No comprendemos qué pa-sa; hay expertos, pero la verdad es que pocos de ellos predijeron la actual situación en Iraq. Desde el punto de vista del ciudadano de Oriente Medio, parecemos matones que imponen su modo de vida al mundo islámico. Seguramente estamos ofendiendo a un montón de gente que hoy no son terroristas ni están tomando parte activa en la insurgencia que pretende obligarnos a marchar. El concepto de pureza es muy importante para el Islam... No es sorprendente que nuestra fuerte presencia en Iraq haya producido una ola de resistencia colérica en una atmósfera de complicidad que permite que los violentos no sean detectados.

El terrorista simpático
–¿Y qué pasa con los terroristas que usted quiere que los lectores conviertan en seres reales, o al menos piensen en ello?
–Espero que los lectores puedan pensar en el terrorista como un ser humano, como alguien que atrae nuestra simpatía y que, a su manera, resulta encantador. Ahmad es un muchacho que está intentando ser bueno y desarrollar su vida en una sociedad estadounidense sin demasiado sentido para él. Ve el lado hedonista y materialista de América, que le parece digno de condenación y que es, a su juicio, el mismo demonio. Así que sí, estoy intentando expulsar al terrorista de la categoría de bugaboo [ente de ficción] para incorporarlo a la categoría de respetable ser humano.
–Resulta muy interesante que no sólo Ahmad proteste (incluso aúlle) contra América –la comida basura, el consumismo, las disipadas costumbres sexuales...–, sino que muchos personajes del libro también critiquen al país. ¿Intentaba mostrar diferentes perspectivas de cómo la gente está viendo qué pasa en nuestra sociedad?
–Todos ellos viven en la misma América. Jack Levy [el coprotagonista de la novela], un hombre muy anciano que ha vivido fuera y no es un creyente fervoroso también está enfadado por la superpoblación, por la sobreexplotación de los recursos, por la avaricia, por la estupidez de la cultura popular, y por las modas que producen obesidad. Todo eso resulta tan evidente para Jack como para Ahmad. Pero Ahmad tiene además un Dios en el que cree y que siente a su lado. Hay un versículo del Corán que dice que Dios está tan cerca como la vena de tu cuello. Y Ahmad siente esa vena muy bien. Así que no hay sólo quejas, sino también la esperanza de una vida mejor, superior a la que le rodea.

Los guerreros de Dios
–Releyó el Corán para documentar el libro. ¿Ha investigado también sobre terrorismo?
–Leí sobre los yihadistas, no, sobre los “shahid”, los mártires. Leí en torno al problema, pero no sé si profundamente. Mucho no era demasiado útil. Pero hay una clase de tradición islámica que se remonta a los “assassins” de la India, y que ha florecido en la guerra de Iran-Iraq, con el uso de gente joven –demasiado joven, 11, 12, 13 años– como bombas andantes. Algo que intenté tener presente es que, desde su punto de vista, hay una guerra y ellos están en el lado de Dios; nosotros somos los sin-Dios, el gran Satán, como dijo el Ayatollah Jomeini. Y muchas de las acciones que nos parecen gratuitas o simples locuras tienen más sentido vistas en el contexto de una guerra. Porque incluso los americanos, en un conflicto armado, son capaces de autoinmolarse.
–Ha explicado que se sentía abrumado por la “amistad con la muerte”. ¿Eso es parte de Terrorista, esa especie de nihilismo?
–Ellos discutirían mucho considerarlo nihilismo, porque para ellos el paraíso es bastante real. No creo que la religión sea intrínsecamente hospitalaria con la muerte, pero, como ya he dicho, hay una tradición de “shahid”, de mártires suicidas. No fue sólo el Islam actual, ni los terorristas suicidas de Palestina o Iraq los que me intrigaron e inspiraron, también los hicieron los jóvenes norteamericanos de ideología seudonazi que han atentado y provocado matanzas en nuestras escuelas.
–¿Como en Colombine?
–Sí, como allí y como sus imitadores, porque habrá más imitadores. Estamos en un mundo en el que no damos a los jóvenes suficientes razones para vivir. El espíritu y las letras de mucha de la música punk y similar es una especie de teoría, algo así como vive deprisa y muere. Creo que la vida es más barata y la muerte más atractiva hoy que cuando yo era adolescente. El suicidio era una patología personal, la sociedad no lo aprobaba, como ahora ocurre en Palestina y en algunas partes de Iraq.
–Ha dicho hace poco que quería comunicarse con América como Walt Whitman para que “se sepan dirigir y describir a sí mismos”.
–Así es como concebí el papel del autor cuando me embarqué en este proyecto. La audiencia es América, nuestros amigos americanos. Y el auge último del término “ficción literaria” me inquieta porque implica que hay una ficción dirigida a los entendidos de la literatura del mismo modo que hay una poesía dirigida a un público limitado y especial. Y lo que yo quiero escribir es ficción, lisa y llanamente. De mis primeros libros siempre se lanzaron ediciones de bolsillo. Me encantaba ver mis títulos en las grandes superficies y los aeropuertos. Pero ya no los veo. Por alguna razón, hoy el escritor no es escuchado, aunque lo suyo es decir cosas interesantes sobre tu país.
–¿Cree que la literatura facilita el intercambio de ideas?
–Si. La literatura produce modelos de seres humanos vivos que no tienen por qué estar de acuerdo con nosotros y pueden incluso ser nuestros enemigos. D. H. Lawrence dijo que la ambición de la literatura debía ser extender nuestras preocupaciones, y eso es lo que estoy intentando hacer, aquí y en otros libros anteriores. El ser humano debe mante-
ner la tensión entre sus deseos y sus sueños, entre la realidad social que le rodea y sus obligaciones para con el prójimo. Y esta tensión no siempre llega a buen puerto y puede suponer un trauma para la condición humana.
–Se ha hablado mucho de los cambios tras el 11-S. ¿Realmente ha sido un punto de inflexión?
–Bueno, se ha podido exagerar mucho, pero nunca habíamos tenido 3000 muertos en una gran ciudad, con explosiones y con semejante caos. No habíamos visto tanta violencia en nuestra tierra desde la guerra civil. Así que, en ese sentido, sí que cambió las cosas. Ha cambiado el modo en que nos acercamos a los aeropuertos y a los edificios. Pero sí que es una exageración. Ya había terroristas antes, y había secuestradores, pero lo que en realidad ha combiado para mí es el dolor constante que me producen los titulares desde Iraq, Israel y Palestina, las bombas y el inagotable baño de sangre de la insurgencia iraquí. Me entristece que en un mundo que tiene tantas cosas positivas surjan conflictos tan irreconciliables y brote tanta sangre. Un novelista no puede dar respuestas políticas, pero sí describir el mundo que ve. Y Terrorista es mi visión de una cierta parte de América, de una América, esperemos, distinta.
–También dice que Estados Unidos está en crisis, y que no es pesimista. ¿Cómo conserva el optimismo?
–Por crisis seguramente me referiría a que ha cambiado desde que era un chaval. El mercado globalizado no está dando un respiro y el todopoderoso dólar ya no lo es tanto. Pero creo que a Estados Unidos todavía le queda cuerda, y sigo siendo optimista. Creo en la Constitución. Y en la resistencia, el entendi-
miento y capacidad de adaptación del pueblo estadounidense.
–¿Eso también se plantea en Terrorista?
–En Terrorista hay pesimismo pero también hay un lado positivo. No todo es tan sombrío.

por Louise WITT
  asenvil | Jul 19, 2007 |
Terrorist is a more successful post-September 11 literary novel than Dead Air, Saturday, The Good Life or Extremely Loud and Incredibly Close. Perhaps more significantly, it is the best late novel from this American master, opening up a whole new intellectual territory for Updike to explore.
añadido por MikeBriggs | editarThe Independent, Matt Thorne (Aug 4, 2006)
 
If there's anything harder to read than a pulp novelist trying to write a serious book miles above his pay grade, it is a high-brow novelist trying to write below his pay grade.
 
Unfortunately, the would-be terrorist in this novel turns out to be a completely unbelievable individual: more robot than human being and such a cliché that the reader cannot help suspecting that Mr. Updike found the idea of such a person so incomprehensible that he at some point abandoned any earnest attempt to depict his inner life and settled instead for giving us a static, one-dimensional stereotype.
 

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for it is better for me to die than to live.
And the Lord said, "Is it right for you to be
angry?"

—Jonah 4:3-4
Disbelief is more resistant than faith because it is sustained by the senses.

—Gabriel García Márquez,
Of Love and Other Demons
Dedicatoria
Primeras palabras
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Devils, Ahmad thinks.
Citas
Últimas palabras
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(Haz clic para mostrar. Atención: puede contener spoilers.)
Aviso de desambiguación
Editores de la editorial
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Blurbistas
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Idioma original
DDC/MDS Canónico
LCC canónico

Referencias a esta obra en fuentes externas.

Wikipedia en inglés (1)

Ahmad, threatened by the hedonistic society around him, gets involved in a plot, with reverberations that rouse the Department of Homeland Security.

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