Camilleri utiliza exclusivamente supuestos documentos oficiales y artículos periodísticos, incluso con tipografía que imita la original, para llevarnos en una investigación policial en la Sicilia de finales del XIX que, como es habitual, sirve de reflejo de las miserias humanas (no necesariamente sicilianas) de cualquier época, en particular las componendas del poder y la distancia entre la verdad y la apariencia, con gran ventaja para esta última. Aquí, durante una representación de la Pasión, el actor que hace de Judas, en apariencia probo contable bancario, desaparece sin dejar rastro. Superados los primeros celos profesionales, los responsables locales de la policía y de los carabineros realizan una investigación impecable que lleva sin duda a descubrir la verdad a pesar de los obstáculos que, más o menos conscientemente, les ponen los periodistas locales y sus propios superiores, debido a las conexiones poco confesables de las actividades bancarias del desaparecido. Al final, la verdad no conviene, y ambos policías deben construir una verdad alternativa, que será la oficial y que salvará sus puestos y quizá su vida. Como siempre, oscilando entre lo hilarante y lo trágico, entre el absurdo y el puro sentido común, aquí está la naturaleza humana desplegada al menos en buena parte de sus posibilidades. Es fantástico. ( )

A partir de un hecho real, la misteriosa desaparición de Antonio Pató, cuando representaba el papel de Judas en la Muerte ó Pasión de Jesucristo, el autor recrea una narración de cómo se pudieron desarrollar los hechos, introduciéndonos de manera magistral en la problemática de la sociedad italiana: la dualidad de los poderes públicos (policía y carabineros), la corrupción política, el sometimiento de la banca a los intereses particulares de unos pocos, la parcialidad de la prensa, las pasiones humanas y hasta la Mafia, todo con un fino sentido del humor que no por ello deja de "denunciar", la realidad que está por debajo de las apariciencias sociales.
La acción se sitúa en muy pocos días: entre el 20 de marzo al 28 de abril de 1890 y emplea el recurso de dossier, dónde se van acumulando las notas de prensa, los informes que la policía y carabineros remiten a sus superiores, las cartas de "alucinados" sobre regresiones cósmicas, las cartas del Senador Pecoraro (tío de Pató) reconvirtiendo las indigaciones para que no afecten a sus intereses político-personales...
El rítmo es intrépido y la solución final "mágica": si la realidad no se justa a los intereses creados, literalmente, creemos otra. ( )

Un acontecimiento admirable y misterioso se verificó en Vigàta el 21 de marzo de 1890, Viernes Santo, durante la representación de la Pasión de Cristo: el contable Antonio Patò, director de la sede local del Banco de Trinacria, funcionario irreprochable, marido integrísimo y padre de dos niños, además de apreciado Judas en la antedicha representación, tal como estaba en el guión se precipitó, al término de ésta, por el escotillón preparado para abrirse, con maravillosa verosimilitud, pero ya no volvió a aparecer para luego regresar a su habitual papel de ciudadano modelo. ¿Desaparecido, volatizado? ¿Patò ha muerto o se ha escondido?. ( )