Sobrevivimos al apocalipsis zombi, sin embargo ¿cuántos de nosotros todavía viven atormentados por los recuerdos de estos tiempos terribles? Hemos derrotado a los muertos vivientes, pero ¿a qué precio? ¿Es solo una victoria temporal? ¿Sigue la especie en peligro de extinción? Contada a través de las voces de aquellos que fueron testigos del horror, Guerra Mundial Z es el único documento que existe acerca de la pandemia que estuvo a punto de acabar con la humanidad.

Es un libro muy animado y dinámico en principio, aunque me resultara un tanto pesado porque algunas historias parecen repetirse. Recomendable para pasar un rato distraído y adentrarse más en el mundo de los Zombis, pero un poco largo para mi gusto, más corto o por tomos, hubiera sido mejor. En cuanto a la escritura, correcta. No hace falta comprarlo, pero si lo haces, busca la edición de bolsillo o en tiendas de segunda. ( )

Tuvieron que transcurrir casi cuatro décadas desde el estreno de la ya legendaria “Noche de Los Muertos Vivientes” de George A. Romero para que, por fin, las historias de zombis salieran del ambiente subterráneo y se volvieran parte del mainstream.

Increíble pensar que todavía a mediados de la época pasada la fanaticada de estas historias, que alternan el gore más crudo con la crítica social, se concentraba en torno a una nostálgica trilogía de películas del autor de origen puertorriqueño y de un puñado de películas europeas, algunas de muy pobre manufactura. Ahora la situación es radicalmente diferente. Tenemos películas de zombis produciéndose cada año (tan solo este se estrenarán una docena de ellas), videojuegos, cómics y libros que añaden constantemente material nuevo al canón de historias protagonizadas por los muertos vivientes.

World War Z, segundo libro de Max Brooks (Nueva York, 1972) aborda el tema de una pandemia global de un virus llamado Solanus, cuyo efecto consiste en reanimar a sus víctimas como caníbales poseídos por un deseo insaciable de consumir carne humana. Cada zombi es, de acuerdo a uno de los personajes del libro “una unidad individual, automática y autosuficiente...”, cuyo único propósito es alimentarse con carne humana. Es imposible negociar con ellos, carecen de un mando o líder a quien asesinar o sobornar y, con la excepción de la destrucción del cerebro mediante una bala, objeto punzocortante o contundente, son efectivamente indestructibles.


Evitando lugares comunes, como el ángulo de horror de supervivencia tan trillado por la popular serie de videojuegos de Capcom, Brooks construye un universo plausible situado aproximadamente en el año 2012, después de una decisiva derrota militar de los EE. UU. en Irak, y estructurado como una historia oral (estructurada de manera similar a The Good War de Studs Terkel) contada por los actores mismos del suceso, donde el narrador interfiere muy poco en los relatos de los testigos presenciales del evento.

A lo largo de los capítulos desfilan testigos presenciales del evento apocalíptico: soldados, amas de casa, cineastas, traficantes de órganos, ex-presidentes, médicos sin escrúpulos e incluso personajes plenamente identificados como Michael Stipe o Ann Coulter. Abandonando el centrismo fácil, Brooks traza el origen de la plaga a la República Popular de China y alterna lo que él llama el “Frente Estadounidense” con los esfuerzos, cada vez más desesperados, por sobrevivir a la plaga alrededor del mundo.

Fiel a la tradición de comentario social de los filmes de Romero, la infestación de zombis logra sacar a flote los peores aspectos de la raza humana. Durante los primeros meses de la epidemia los gobiernos mundiales, siempre tan preocupados por no perder popularidad y afianzarse en el poder, hacen caso omiso de los reportes de la infección. Mientras tanto la FDA estadounidense aprueba la venta de una falsa cura llamada Phalanx, que produce ganancias multimillonarias a las compañías farmacéuticas y que es en realidad un medicamento contra la rabia.

Las cosas degeneran rápidamente después del paso del invierno. La tasa de infección de la enfermedad —la cual es 100% contagiosa y 100% mortal— aumenta exponencialmente, dando paso al derrumbe total del orden social en un suceso conocido como el “Gran Pánico”.

En el punto más alto de la brutalidad y el salvajismo, en medio de un tejido social que se evapora rápidamente por guerras raciales, fronterizas y de recursos que culminan con un intercambio nuclear entre Irán y Pakistán, Paul Redeker, un antiguo funcionario sudafricano, de la era del appartheid, idea el llamado “Plan Redeker”, cuya ejecución implica abandonar una parte sustancial de la población a su suerte, para que sirvan de carnada a la horda de muertos antropófagos y así poder consolidar las fuerzas militares restantes en zonas protegidas para, eventualmente, retomar el territorio perdido.

México no está exento de la plaga y el libro aluda a la llamada “Batalla de Kuculcán”, en donde un grupo de supervivientes se enfrenta a los muertos vivientes en una pirámide fortificada y se menciona también que las fuerzas armadas mexicanas terminan replegándose a la frontera con los EE. UU., para impedir el paso de zombis (¿indocumentados?) con la promesa de futura ayuda militar y económica. Por lo visto, aún frente al rostro del armagedón, algunas cosas nunca cambian. ( )

El libro está escrito como entrevistas a varios personajes con distintas participaciones en "la guerra mundial zombie". Las estrella que le doy son por el interés del tema (guerra mundial + zombies) las cuatro estrellas que no le doy son porque no está demasiado bien escrito, porque las historias son totalmente predecibles y siempre muy políticamente correctas, y porque el final es la americanada típica de película de acción mala.

No recomiendo la compra, la película que harán del libro será igual de mala y al menos ir al cine sale más barato. ( )