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Cargando... The Wandering Pine: Life as a Novel (2008)por Per Olov Enquist
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What was it about Hjoggböle, a farming village in the northernmost part of Sweden, that created so many idiots - and writers? There was nothing to indicate that P.O. Enquist would be stricken by an addiction to writing. Nothing in his family - honest, hardworking people. Not a trace of poetry. And yet he worked his way, via journalism, novels and plays, to the centre of Swedish politics and cultural life. His books garnered prize after prize. His plays ran for decades and premiered on Broadway. Why then, living with a new wife in Paris, does he hole up in their palatial Champes-Élysées apartment, talking only to his cat? How is it that he wakes to find himself in an uncoupled carriage on a railway siding in Hamburg, two - or was it three? - days after the first-night party finished? And what is it that drives him to run shoeless through the deep January snow of an Icelandic plain, leaving the lights of the drying out clinic far behind? Narrating in the third person, as if he were merely a character in the eventful, perplexing and ultimately triumphantly redemptive drama of his own life, P.O. Enquist is as elliptical as Karl Ove Knausgaard is exhaustive. Clear-eyed, rueful, written with elegance and humour, this is the singular story of a remarkable man. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)839.73Literature German literature and literatures of related languages Other Germanic literatures Swedish literature Swedish fictionClasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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Enquist creció en Hjoggböle, un pueblo de doscientos habitantes, del norte de Suecia, a mil kilómetros de Estocolmo, donde hace frío, nieva, y los vecinos apenas se comunican entre sí. Una parte de la población vive guiada por un estricto ascetismo cristiano, la otra mitad existe en un descreimiento absoluto. Los creyentes se reúnen en torno a la iglesia, los segundos prefieren el fútbol en terrenos encharcados. Su madre pertenecía a los primeros, e inspirada en los conocimientos y enseñanzas de la Biblia, dará forma, esculpirá, la conciencia del niño, pues su padre muere pronto. Poco a poco, el velo con que la religión tapa el empuje de la naturaleza se irá levantando, y Enquist descubre el pulso vital, mediante el trato con los demás, la energía de su cuerpo joven, el sexo. Aprende así a atender la llamada de la naturaleza, lo que formará una original personalidad que relaciona con facilidad las experiencia anímicas con la realidad.
Este niño, luego un adulto de casi dos metros de altura, excelente deportista, que deseaba ser maestro de escuela como su madre, acaba estudiando el bachillerato. Obtiene después una licenciatura en literatura comparada en la universidad de Uppsala. Su vida le llevará a residir en Berlín, Copenhague, Los Ángeles, París, y Estocolmo. Se casará joven y tendrá dos hijos, para luego unirse en pareja con una mujer danesa, con quien pasará la mayor parte de su vida. Mientras ella trabaja en la televisión y de consejera cultural en Berlín, él desarrolla su labor de escritor, cosechando numerosos triunfos, tanto con sus dramas como con sus novelas. El atractivo de su obra, y en particular de ésta, reside en la sinceridad de la confesión que hace de sus debilidades.
Quizás la más dura de superar fue el alcoholismo. Trató de vencerla en diversas ocasiones, fracasando, porque se sentía superior cuando era incapaz de aceptar que la adición lo dominaba, que no controlaba el impulso de ahogar sus debilidades en la bebida. Al final consigue dejar el alcohol desplegando un acto de valentía emocional enorme. Curiosamente, esta novela que es autobiográfica no viene contada en primera persona, sino en la tercera. Es un poco lo mismo que hizo Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz (1962). Naturalmente, le quedarán las secuelas físicas, como un agotado corazón, que le llevará en dos ocasiones a la mesa de operaciones.
Nada tan potente como ese volverse sobre sí mismo para explorar los recovecos oscuros, donde yacen los deseos inconfesables. Su amigo Ingmar Bergman, el famoso director de cine, así como su vecino, al que nunca conoció, Stieg Larsson, el autor de Millenium, han sido geniales rastreadores de las realidades emocionales humanas. Los tres hombres del norte son escritores que viven consigo mismo, buscando el silencio, mientras los escritores del sur se distraen con los mil ruidos que se producen a su alrededor.
GERMÁN GULLÓN - El Cultural ( )