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Cargando... El coronel Chabert (1832)por Honoré de Balzac
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Inscríbete en LibraryThing para averiguar si este libro te gustará. Actualmente no hay Conversaciones sobre este libro. Dado por muerto durante una de las batallas napoleónicas, el coronel Chabert se abrirá paso entre una macabra masa de cadáveres de compañeros y de caballos para salir de la tierra donde ha quedado sepultado. Como Agamenón cuando vuelve de Troya, como Ulises cuando regresa a Ítaca, Chabert reaparece en París y se encuentra con su esposa casada de nuevo, con su palacete demolido e incluso con su calle bautizada con otro nombre: su lucha por recuperar su identidad en un mundo en el que él, el coronel Chabert, un héroe de las guerras napoleónicas, ya no existe, tropezará con las argucias de una mujer sin corazón, que no tiene ningún interés en verle recuperar su puesto en la sociedad ni sus bienes. El relato de Balzac, que subió a los escenarios nada más publicarse, ha tenido fortuna en las tablas y en las pantallas: la película más reciente, dirigida por Yves Angelo, ha sido interpretada por Gérard Depardieu. El coronel Chabert, héroe de guerra en las campañas Napoleónicas, es dado por muerto en la batalla de Eylau y arrojado a una fosa común. No obstante recobra el conocimiento y consigue salir de la tumba. Como si fuera un espectro, después de calamidades y pérdida de identidad pasando por hospitales, sanatorios y cárceles, consigue regresar a París para reclamar su identidad que nadie reconoce. Y menos aún su esposa, casada con un conde y disfrutando de los bienes y la fortuna de su primer marido "el coronel" que ahora repudia. Después de intentos legales y de aproximación a su esposa para recobrar su identidad y por lo menos su pensión vitalicia para poder subsistir, reconoce que "es mejor que los muertos no regresen" renunciando a seguir implorando para recobrar el honor que por méritos propios le correspondía y anunciando "que se vio repentinamente aquejado de una dolencia/enfermedad, el asco por la humanidad". Este hombre que se crio en un hospicio infantil para niños abandonados, vino a morir al hospicio de la Vejez, tras haber ayudado entre medias a Napoleón a conquistar: Europa y Egipto. Hay en nuestra sociedad tres hombres, el sacerdote, el médico y el hombre de leyes, que no pueden estimar el mundo. Visten ropajes negros, porque quizás llevan luto por todas las virtudes, todas las ilusiones. El más desgraciado de todos es el Procurador porque vemos repetirse los mismos sentimientos malvados; nada los enmienda, nuestros despachos son cloacas que es imposible purgar. He visto morir a un padre en un desván, sin blanca, abandonado por sus hijas a las que había dado cuarenta mil libras de renta! He visto quemar testamentos; he visto a madres despojar a sus hijos, a maridos a robar a sus mujeres, a mujeres matar a sus maridos valiéndose del amor que les inspiraban para volverlos locos o imbéciles e irse a vivir en paz con un amante. He visto a mujeres inculcar al hijo de un primer lecho aficiones que le ocasionarían la muerte, para enriquecer al hijo del amor. No puede decir todo cuanto he visto, porque he visto crímenes contra los cuales la justicia es impotente. En fin, todos los horrores que los novelistas creen inventar están por debajo de la verdad. Muy bueno y refleja la profesión bastante bien va la cita ¿Sabe usted, querido mío, repuso Derville después de una pausa, que existen en nuestra sociedad tres seres, el sacerdote, el médico y el hombre de justicia que no pueden estimar el mundo? Usan hábitos negros, sin duda porque llevan luto por todas las virtudes y por todas las ilusiones. Pero el más desgraciado de los tres es el procurador. Cuando el hombre va á buscar al sacerdote, lo hace impulsado por el arrepentimiento, por los remordimientos por creencias que le hacen interesante, que le engrandecen y que consuelan el alma del mediador, cuya labor no deja de ser agradable, pues tiende á purificar, á reparar y á reconciliar. Pero nosotros los procuradores vemos siempre repetirse los mismos malos sentimientos, sin que nada los corrija, y nuestros estudios son sumideros que no es posible sanear. ¡Cuántas cosas no he aprendido yo ejerciendo mi profesión! Yo he visto morir á un padre en un granero sin medio alguno de subsistencia, abandonado por dos hijos á los que había dado cuarenta mil francos de renta. Yo he visto quemar testamentos; yo he visto madres despojando de lo suyo á sus hijos, maridos robando á sus mujeres y mujeres matando á sus maridos, sirviéndose del amor que les inspiraban para volverles locos ó imbéciles, á fin de vivir en paz con un amante. He visto madres que daban todos los gustos al hijo habido en el primer matrimonio, para acarrearle la muerte y poder enriquecer al hijo del amor. No puedo decirle á usted todo lo que he visto, pues he presenciado crímenes contra los cuales es impotente la justicia. Todos los horrores que los novelistas creen inventar están siempre muy por debajo de la verdad sin reseñas | añadir una reseña
Pertenece a las seriesThe Human Comedy (Études de Moeurs - Scènes de la vie parisienne II | 38) Pertenece a las series editorialesContenido enKomedia ludzka - tom VI: Pukownik Habert; Msza Ateusza; Kuratela; Kontrakt ślubny; Drugie studium kobiety por Honoré de Balzac La Comédie humaine, Tome 1 : Le père Goriot ; Le colonel Chabert : Et autres scènes de la vie privée por Honoré de Balzac Le Colonel Chabert, Gobseck, La Bourse, La Grenadière, L'interdiction. Scènes de la Vie Privée por Honoré de Balzac Le Colonel Chabert suivi de Trois Nouvelles (Folio Ser., No.593) (French Edition) por Honoré de Balzac
Dado por muerto durante una de las batallas napoleónicas, el coronel Chabert se abrirá paso entreuna macabra masa de cadáveres de compañeros y de caballos para salir de la tierra donde haquedado sepultado. Chabert reaparece en París y se encuentra con su esposa casada de nuevo,con su palacete demolido e incluso con su calle bautizada con otro nombre: su lucha por recuperarsu identidad en un mundo en el que él, el coronel Chabert, un héroe de las guerras napoleónicas,ya no existe, tropezará con las argucias de una mujer sin corazón, que no tiene ningún interés enverle recuperar su puesto en la sociedad ni sus bienes. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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Google Books — Cargando... GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)843.7Literature French French fiction Constitutional monarchy 1815–48Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:
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