Se trata de una conferencia que Sartre pronunció en 1946 para defender al existencialismo de las críticas que le venían desde el cristianismo y, sobre todo, desde el marxismo. Es cierto que el texto se comprende mejor conociendo el contexto del autor, en plena tensión con el partido comunista francés, pero no pierde valor como texto autónomo. Sarte hace gala de su capacidad literaria para explicar el existencialismo de forma llana y breve, pero precisamente por eso rigurosa. La base es que la existencia precede a la esencia, es decir, que "existo ergo sum" o "existo ergo cogito". Respecto al cristianismo, aclara desde el principio que su tesis parte de un ateísmo radical y absoluto; evidentemente, si hay Dios, yo existo porque Él lo quiere, y todo cambia de perspectiva. Pero por eso quizá es posible un entendimiento (esto aquí sólo se atisba) puesto que, aunque yo exista por voluntad de Otro, eso no significa que exista ya completo, sino que debo irme completando con los medios que Dios me ha dado (esta es la tesis de Marcel y de los existencialistas cristianos). Donde es más difícil el diálogo es con los marxistas, porque Sartre parte del individuo concreto, y sólo por asociación llega a la comunidad, pero manteniendo siempre la primacía del sujeto. Incluso se burla con suavidad de las promesas de un futuro mejor dentro de varias generaciones.

Hoy el existencialismo tiene mucho más que decir que el marxismo, aunque quizá este último, muy maltratado por los marxistas, necesite una revisión y una actualización. Pero el existencialismo que se presenta aquí no cabe duda de que resulta tremendamente sugerente.

El libro se completa con la transcripción de la "discusión" posterior a la conferencia, que en realidad consta básicamente de una aburrida arenga de uno de los críticos marxistas más famosos del momento; hoy nadie se acuerda de él, y sí de Sartre. Por algo será. ( )