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Cargando... La conjura de los necios (1980)por John Kennedy Toole
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El protagonista es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatius Reilly, una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Santo Tomás de Aquino perverso, reunidos en una persona, que a los treinta años aún vive con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de teología y geometría, como de decencia y buen gusto; un alegato desquiciado contra una sociedad desquiciada. Por una inesperada necesidad de dinero, se ve catapultado en la fiebre de la existencia contemporánea, fiebre a la que Ignatius añadirá unos cuantos grados más. Hilarante, a veces. Desconcertante. Delirante. ¿Parodia de don Quijote? Pero Alonso Quijano es honesto en su delirio, su bonhomía no es la menor de sus virtudes. Ignatius, protagonista de la novela, es taimado, rencoroso, egoísta, vengativo. Su excusa y justificación "Desde el momento en que se le pedía a uno que entrase en este siglo brutal, podía suceder cualquier cosa." (Cap. Decimocuarto, pág. 376) no explica su deriva autocompasiva. Un personaje repulsivo. Toole no siente piedad por sus personajes, ni por Ignatius ni por el resto de sorprendentes tipos que desfilan por las páginas del libro. Les hunde en su propia miseria. La genial cita de Swift colocada al principio de la novela: "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él."; no es aplicable al protagonista. ¿O éste cree que sí?¿O lo pensaba Toole de su personaje y de sí mismo? El protagonista piensa que el mundo está conjurado contra él pero es difícil encontrar la genialidad en las absurdas y disparatadas propuestas de Ignatius más allá de su ampuloso e inexplicable concepto de falta de teología y de geometría que observa a su alrededor. Una obra puede ser incómoda, ésta lo es; el personaje protagonista repugnante, he ahí a Ignatius J. Reilly; algunos pasajes excesivamente extensos y superfluos; y sin embargo, queda un poso de duda en el lector de estar delante de una gran obra o de un gran disparate. En definitiva, pues no son excluyentes, de ambos: de una disparatada y retorcida gran obra. Al final el lector puede apreciar que "En realidad, aquel chiflado de Reilly tenía cierto mérito" (Cap. Decimotercero, parte XIII, pág. 373), aún cuando no se le comparta. Su figura central es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatius Reilly - una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, reunidos en una persona -, que vive a los 30 años con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia Hace mucho tiempo que leí esta famosísima novela, pero la había olvidado, y ahora he vuelto a ella. No es, por tanto, una novela inolvidable para mí. Las comparaciones que se hacen con los grandes escritores universales me parecen totalmente exageradas. El argumento de base es muy conocido: Ignatius Reilly, un treintañero estrafalario, vive en Nueva Orleans con su madre, convencido de ser un erudito altomedieval perdido en el siglo XX. Se dedica a escribir despotricando contra lo que le rodea, sin publicar jamás ni una línea. En un momento determinado, su madre le obliga a buscar un trabajo con el que pagar las deudas, e Ignatius acaba primero en una destartalada fábrica de pantalones (llamada nada menos que "Levy Pants") y luego de vendedor de salchichas callejero. En cada uno de estos trabajos organizará un movimiento político disparatado: la "cruzada por la dignidad mora" con los trabajadores negros de la fábrica, o un "partido de la paz" con los "sodomitas" del Barrio Francés. Sobrevuela a todo su relación con una antigua novia, activista de extrema izquierda y ahora emigrada a Nueva York pero con la que mantiene una curiosa relación epistolar, y Boecio como máximo referente moral. Desde luego, Ignatius es el eje de la novela, pero la sarta de personajes secundarios no le va a la zaga. Desde su propia madre hasta el negro Jones (sin duda, el que más sentido común tiene de toda la obra, pese a estar siempre parapetado tras unas gafas de sol y en medio de una nube de humo, suponemos que de tabaco), pasando por el bonachón e inútil patrullero Mancuso; la propietaria de burdel Lana Lee, compinchada con un adolescente para distribuir pornografía por los institutos; la anciana y semi-demente señorita Trixie, que solo quiere que la jubilen y la dejen en paz, pero que es mantenida en Levy Pants porque la esposa del dueño se empeña en que es bueno para su estabilidad psicológica... Es una enorme caterva de tipos disparatados, ninguno de ellos totalmente locos, pero ninguno sensato del todo, salvo, como digo, quizá el negro Jones. Toole ha cogido a esta tribu y parece haberlos lanzado a las calles de Nueva Orleans a ver qué ocurre. Y, claro, el resultado es una sucesiónde situaciones estrambóticas y de diálogos surrealistas que mantienen al lector siempre entretenido. Ciertamente, muchas veces uno se sonríe y hasta se ríe; otras veces, a la vez, se queda reflexionando en alguno de los muchísimos comentarios afilados que el autor va dejando caer como sin querer, siempre en boca o en acción de algún personaje. Pero el resultado final es algo triste. Toda esta gente, en el fondo, son unos desgraciados y parecería que la vida en esa ciudad y ese tiempo no tiene demasiado sentido. Quizá por eso Ignatius se refugia en la Alta Edad Media, cuando el mundo tenía más "teología y geometría".
1981 John Kennedy Toole La conjuration des imbéciles traduit de l'américain par J.-P. Carasso, Laffont «Drôle de livre, énorme dans la bouffonnerie et la satire, énorme comme son personnage principal, une sorte d'Ubu dévastateur qui lance des anathèmes sur un monde en décomposition.» (Lire, décembre 1981) A pungent work of slapstick, satire and intellectual incongruities - yet flawed in places by its very virtues. Ultimately, Ignatius is simply too grotesque and loony to be taken for a genius; the world he howls at seems less awful than he does. Pratfalls can pass beyond slapstick only if they echo, and most of the ones in this novel do not. They are terribly funny, though, and if a book's price is measured against the laughs it provokes, A Confederacy of Dunces is the bargain of the year. This is the kind of book one wants to keep quoting from. I could, with keen pleasure, copy all of Jones's dialogue out and then get down to the other characters. Apart from being a fine funny novel (but also comic in the wider sense, like Gargantua or Ulysses), this is a classic compendium of Louisiana speech. What evidently fascinated Toole (a genuine scholar, MA Columbia and so on) about his own town was something that A.J. Liebling noted in his The Earl of Louisiana: the existence of a New Orleans city accent close to the old Al Smith tonality, 'extinct in Manhattan', living alongside a plantation dialect which cried out for accurate recording. El protagonista de esta novela es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatus Reilly -una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y santo Tomás de Aquino, perverso, reunidos en una persona-, que a los treinta años aún vive con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de teología y geometría como de decencia y buen gusto, un alegado desquiciado contra una sociedad desquiciada. Por una inesperada necesidad de dinero, se ve 'catapultado en la fiebre de la existencia contemporánea', embarcándose en empleos y empresas de lo más disparatado. Pertenece a las series editoriales10/18, Domaine étranger (2010) Biblioteca Sábado (22) Compactos Anagrama (38) Llibres Anagrama (10) — 6 más
En este libro todo es extraordinario, empezando por su historia. Escrito a principios de los años 60, el autor no pudo conseguir que se editara; creyéndose un escritor frustrado se suicidó en 1969, a los 32 años. Su madre siguió intentando infatigablemente su publicación, lo que no consiguió hasta 1980 (cuando ella tenía 79 años), gracias al apoyo del gran novelista Walker Percy, y tan sólo en una editorial universitaria de Louisiana, cosa en principio muy poco prometedora para una consagración literaria. Y, sin embargo, el libro alcanzó en pocos meses un éxito inmenso, coronado en 1981 con el premio Pulitzer y con la crítica más entusiasta y unánime aparecida en muchos años. Su autor ha sido comparado a Cervantes, Fielding, Swift, Rabelais, Dickens... Resulta imposible resumir la trama picaresca y siempre sorprendente de esta obra, ambientada en Nueva Orleans y sus bajos fondos. Su figura central es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatius Reilly ?una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, reunidos en una persona?, que vive a los 30 años con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de «teología y geometría» como de «decencia y buen gusto»; un alegato desquiciado contra una sociedad desquiciada. Por una inesperada necesidad de dinero, se ve «catapultado en la fiebre de la existencia contemporánea», embarcándose en empleos y empresas de lo más disparatado. Los personajes secundarios son tan exóticos (y neuróticos) como los de una película de los Marx Brothers: Darlene la stripteaseuse de la cacatúa; Burma Jones, el quisquilloso portero negro del cabaret Noche de Alegría, regentado por la rapaz Lana Lee, quien completa sus ingresos como modelo de fotos porno; el patrullero Mancuso, el policía más incompetente de la ciudad; Myrna Minkoff, la estudiante contestataria, amiga de Ignatius; Dorian Greene, un líder de la comunidad gay; la desternillante octogenaria Miss Trixie, siempre enfurecida porque no le dan la jubilación... y tantos otros personajes inolvidables. No se han encontrado descripciones de biblioteca. |
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![]() GénerosSistema Decimal Melvil (DDC)813.54Literature English (North America) American fiction 20th Century 1945-1999Clasificación de la Biblioteca del CongresoValoraciónPromedio:![]()
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Al principio, pensé, parece un niño consentdo de mamá, alguien que siempre ha hecho lo que ha querido. Luego, confirme iba leyendo las páginas, me di cuenta de que quizás estaba siendo demasiado estricto con el protagonista.
En esta novela, ambientada en Nueva Orleans y escrita en los años 80, conocemos las andanzas del protagonista, una persona que parece no estar adaptada a la sociedad de su época y somos testigos de sus aventuras y desventuras con la sociedad.
De cómo empieza a trabajar , y de otras muchas andanzas.
Me ha gustado mucho y su lectura es muy entretenida. (