Tras haber sobrevivido al disparo recibido mientras resolvía su anterior caso (Defensa cerrada), el comisario Jaritos arrastra una aburridísima existencia de convaleciente lejos del ajetreo policial. Una noche, mientras ve pasar las noticias por el odiado televisor, una escena lo arranca de cuajo de la mediocre monotonía en que ha caído: en medio de una entrevista, un célebre empresario griego saca una pistola y comete un acto que deja pasmados a todos los televidentes. ¿Por qué un hombre de negocios tan discreto y bien considerado realiza una acción tan espectacular? El instinto del viejo sabueso despierta y Jaritos se pone en movimiento. Aunque está de baja y otra persona ha ocupado su despacho en las dependencias de la policía, el olfato del comisario es insustituible para esclarecer un caso cuyas repercusiones aumentan cada día.
Las pesquisas de Jaritos nos llevarán por la Atenas olímpica, donde se percibe la corrupción inmobiliaria y la modernización creciente convive con el café al más puro estilo griego.

Jaritos de licencia luego del balazo que recibio es llamado para llevar adelante una investigacion informal sobre un suicidio que se produce en público, un empresario, un político y un periodista, todos ellos con un pasado común de militancia de izquierda contra la dictatura. se cruzan temas, historias y secretos y negocios. ademas la relacion de Jaritos con su hija y su mujer. ( )

El comisario Costas Jaritos se aburre en su baja laboral, y se siente agobiado porque su mujer le cuida pero le controla; además, sospecha que en su trabajo le están haciendo la cama y otro se quedará con su puesto. Pero entonces ve por la tele que un empresario irreprochable se suicida en directo ante las cámaras. Empieza a investigar por su cuenta y pronto con la complicidad de su jefe, que no quiere perder su puesto (el de Jaritos y el suyo propio). Otros dos suicidios en público complican el tema hasta su resolución por vía extraoficial, y su vuelta con honores a su comisaría. La trama es compleja, pero uno se queda con algunas cosas de la novela: el calor asfixiante en Atenas en verano, las detalladísimas descripciones de los itinerarios en coche (Atenas era un caos de circulación, agravado por las obras de las Olimpiadas), la sensación de que al comisario se le escapa su viejo mundo (el café pausado, su viejo coche sin aire acondicionado, las recetas de su mujer, su hija que se hace mayor) pero sin que tampoco se deje caer en la melancolía. En realidad, todo esto se encuentra en cualquier buena novela policiaca, pero es lo que hace al género interesante: los cambios deben ser paulatinos, uno no busca grandes novedades en este tipo de literatura. La sensación final es realmente buena, sí señor. ( )

Después de Noticias de la noche y Defensa cerrada y tras haber sobrevivido a un disparo, el comisario Jaritos, arrastra una aburridísima convalescencia pero algo hace despertar el instinto del viejo sabueso y sus pesquisas le llevan hasta la Atenas olímpica, donde se percibe la corrupción inmobiliaria y la creciente modernización convive con el café al más puro estilo griego...

Primera incursión personal en el mundo del comisario χαριτος ("Jaritos"), cincuentón de gran humanidad y frialdad a la vez, a quien se le encomienda resolver el misterio de los suicidios públicos de un gran promotor de obras públicas de los Juegos de Atenas de 2004, de un político de izquierda valedor de los derechos de los países balcánicos y del un poco escrupuloso periodista. A los tres personajes les une un pasado de activismo político durante sus jóvenes años bajo la junta militar. Jaritos llegará a descubrir el misterio que envuelve esos suicidios con la ayuda de la joven policía Koula, con la constante presencia de su marujil esposa Adriani, su yerno Phanis y su hija Katerina. En espera de poder leer nuevas entregas de esta serie del veterano escritor y guionista Petros Markaris, Jaritos es una trasposición de Carvalho a la Atenas del siglo XXI. Entretenido e interesante como acercamiento a la realidad griega del Silgo XXI. ( )