Al regresar de un viaje de negocios a París, la Dra. Maura Isles se encuentra su casa de Boston precintada como la escena de un crimen. La víctima, para asombro de Isles, no solo es idéntica a ella, sino que todas las pruebas forenses confirman que podría tratarse de su hermana gemela. En compañía de su inseparable colega, la detective Jean Rizzoli, Isles iniciará una investigación que la llevará a indagar en aspectos de su propio pasado que desconocía y que no podía haber imaginado ni en sus peores pesadillas. El inquietante crimen de su alter ego a las puertas de su propio domicilio será solo el último de una serie de asesinatos que se remontan a cuarenta años atrás, con la implicación de una madre que jamás llegó a conocer.

La doctora Maura Isles se gana la vida relacionándose con la muerte. En calidad de patóloga de una gran área metropolitana, ha visto más cadáveres de los que querría cada día, muchos de ellos víctimas de crímenes violentos. Sin embargo, nunca se le había helado la sangre, ni la tópica expresión «como dos gotas de agua» le había sonado tan aterradoramente precisa, porque nunca un cuerpo sin vida de los que había visto en la mesa del forense había sido el suyo. No obstante, es imposible negar la turbadora prueba que hay ante sus desorbitados ojos y los de sus colegas, incluidos los de la detective Jane Rizzoli: la mujer hallada muerta de un disparo frente a la casa de Maura es la viva imagen de la doctora, incluso en los detalles físicos más íntimos. Pero todavía más aterrador es el descubrimiento de que ambas comparten la misma fecha de nacimiento y el mismo tipo de sangre. Para la desconcertada Maura, que es hija única, sólo cabe una explicación. Y cuando la prueba del ADN confirma que la misteriosa doble de Maura es en realidad su hermana gemela, una investigación de asesinato ya fuera de lo normal se convierte en una turbadora y peligrosa incursión en un pasado lleno de oscuros secretos.