A punto de cumplir los doce años, Leticia, huérfana de madre, se traslada con su padre, un militar que acaba de regresar de la guerra de Marruecos, y con su tía Aurelia a Simancas (Valladolid). Allí, la niña, dueña de un talento extraordinario y de sorprendente madurez, recibirá clases de música en casa de Luisa, una mujer hermosa y “mundana” –en palabras de Leticia–, con la que entablará una estrecha amistad. Daniel, marido de Luisa, entra en la vida de Leticia cuando comienza a darle clases para no desaprovechar el gran talento de la niña. En Memorias de Leticia Valle, Rosa Chacel desarrolla de forma magistral la capacidad de seducción de la pequeña Leticia, quien, con perversa ingenuidad, juega con su propia pasión y con las pasiones que desencadena. Esta novela fue galardonada con el Premio Castilla y León de las Letras en 1991.

Memorias de Leticia Valle (1945) es el diario ficcionalizado de una niña de once años que registra una seducción "inconcebible". Ambientada en la España de principios del siglo XX, los hechos que narra tienen lugar en el pueblo de Simancas, sitio de un castillo que alberga un famoso archivo. Leticia, el archivero y su esposa —profesora de piano de Leticia— son los actores de este drama, que se ensaya de manera puramente introspectiva. La seducción se asemeja a la de una niña de trece años en Los poseídos de Dostoyevsky, pero no resulta en la destrucción física o mental de Leticia. Más bien, actúa como catalizador de un profundo cuestionamiento y exploración de la vida. ( )