El planteamiento es parecido a "La montaña mágica", aunque el desarrollo es muy diferente, empezando porque aquí la enfermedad está clara desde el principio (es un sanatorio para tuberculosos) y rodea constantemente a los personajes. Tanto, que el autor inserta en mitad de la novela dos cartas, quizá reales, en las que dos personas distintas le recomiendan que deje de publicarla (su primera edición se fue publicando por entregas) porque afecta a la moral de los enfermos; el autor expone sus razones para no hacerles caso.

Así que, en este "pabellón de reposo", los pacientes se identifican por el número de sus habitaciones y nos cuentan sus relaciones, sus vidas y sus sueños, siempre marcados por la tos y las desagradables señales de la enfermedad. Cada vez habla un personaje distinto y, aunque a veces nos cuentan sus relaciones, uno nunca está seguro de si lo que cuentan es verdad o ha sido imaginado por ellos. También es fácil perder el hilo temporal y confndir unos personajes con otros. Sin duda, el autor es lo que busca, porque, al final, todos acaban muertos en una muerte que parece una única muerte, con esa impresionante imagen de la carretilla llevándose el ataúd. De este modo, Cela utiliza distintas formas literarias, desde la carta o el diario al soliloquio para mostrarnos un panorama bastante sombrío y pesimista, pero, para mí, fascinante. ( )