En Suecia nadie recuerda un verano tan cauteloso como el de 1994. Mientras la gente sigue con pasión los partidos finales del Campeonato Mundial de Fútbol, el inspector Kurt Wallander se dispone a iniciar unas cortas vacaciones. Pero la tranquilidad de la provincia de Escania se ve truncada cuando una muchacha, al parecer extranjera, se suicida quemándose a lo bonzo. Wallander y su equipo tratan de averiguar la identidad de la joven y los motivos de esa trágica decisión: pero los sobresaltos no han hecho más que empezar, pues un brutal asesino en serie ha comenzado su macabra actividad. ( )

Wallander se encuentra con un asesino serial y ello le sirve para describir el tráfico de mujeres en Suecia y para prostitución, se amiga con el padre y la sociedad sueca se sigue descomponiendo, muy buena la descripción de una persona que ve que su mundo va cambiando para lo que el cree que es para mal ( )

Un suicidio a lo bonzo y un tipo que mata al estilo arapahoe (es decir, a hachazo limpio y cortando la cabellera). Ni el suicidio ni los asesinatos parecen tener conexión. Y mucho menos nada que ver con el sur de Suecia. Pero, señores, Wallander estaba a punto de irse de vacaciones con su novia, y entonces se desata la mundial, que es que no se puede uno ir de vacaciones. Durante la mayor parte de la novela la investigación está estancada, a base de palos de ciego, y la narración también parece uno de esos tramos de río en que hace meandros y avanza muy lentamente, para deseperación de todos, incluido el lector. Y eso que nosotros llegaremos a dar con el culpable y con sus motivos mucho antes que los policías. La sensación de aburrimiento que me invadió se acabó en el último cuarto del libro, cuando la acción se hace trepidante, con lo que la sensación final mejora bastante.

Sin embargo, estos policías son tristes. Nunca ríen, nunca hacen bromas. Tienen vida privada, y el autor nos la enseña con claridad y discreción a la vez, lo que los hace entrañables (y más si, como es mi caso, ya he leído seis de sus aventuras). No sé si realmente Suecia es así de triste, de sola. En algún momento, Mankell reflexiona sobre su país, que ha conseguido "salir de la pobreza con su propio esfuerzo" (dice), aunque "la soledad inmensa era un precio que no sabíamos que teníamos que pagar". Por eso Mankell mira constantemente a sitios donde hay mucha más pobreza, pero quizá más humanidad. Aquí es la República Dominicana, en otras ocasiones será Argelia o el Congo. Ya digo que se les coge cariño a estos personajes, pero son tela de tristes. ( )

En Suecia nadie recuerda un verano tan caluroso como el de 1994. Mientras la gente sigue con pasión los partidos finales del Campeonato Mundial de Fútbol, el inspector Kurt Wallander se dispone a iniciar unas cortas vacaciones. Pero la tranquilidad de la provincia de Escania se ve truncada cuando una muchacha, posiblemente extranjera, se suicida quemándose a lo bonzo. Wallander y su equipo tratan de averiguar la identidad de la chica y los motivos de esa trágica decisión; pero los sustos no han hecho más que empezar, pues un brutal asesino en serie ha comenzado su macabra actividad. Las primeras víctimas son un antiguo ministro de Justicia, un adinerado tratante de arte y un ladronzuelo de poca monta. Sin que pueda sospecharlo, la pista a la que Wallander se aferra para detener esta carnicería le conducirá a las altas esferas de la política, y pondrá seriamente en peligro su vida y la de sus allegados. ( )

La aparición de una chica en un prado de girasoles que se suicida a lo bonzo es sólo el principio de la hsitoria. Luego morirán un ex-ministro de Justicia, un marchante de arte y un ladronzuelo. Aunque no lo parezca, todos los asesinatos están relacionados. ( )