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Cansada de someterse a la voluntad de sus padres, Lexie Sinclair decide abandonar la casa familiar en el campo e instalarse en Londres. Allí conoce a Innes Kent, el editor de una revista de arte que la introducirá en los ambientes bohemios del Soho de mediados de los años cincuenta, y empezará una vida completamente distinta a la que estaba prevista para ella.
Años más tarde, en el Londres actual, la maternidad ha trastocado la vida de Elina: un día se olvida de los zapatos al salir de casa y al otro es incapaz de recordar el día del parto. Mientras, Ted, el padre de su hijo, se va encerrando en sí mismo y empieza a recordar episodios de su infancia que había olvidado.
Con su habitual pericia narrativa, Maggie O’Farrell entrelaza la vida de dos mujeres separadas por varias décadas: el arte, el amor, la traición, los secretos y la maternidad establecen extraños paralelismos entre ellas. Galardonada con el premio de novela Costa, La primera mano que sostuvo la mía confirmó a su autora como una de las más prometedoras narradoras británicas.
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And we forget because we must. - Matthew Arnold
Dedicatoria
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for IZ for SS for WD
Primeras palabras
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Listen. The trees in this story are stirring, trembling, readjusting themselves.
Citas
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She has had a creeping fear of late that what she wanted most -- for her life to begin, to take on some meaning, to turn from blurred monochrome into glorious technicolour -- may pass her by. That she might not recognize it if it comes her way, might fail to grasp for it. (p. 5)
It is a particular brand of fury, peculiar to youth, that stifling, oppressive sensation of your elders outmanoeuvering you. (p. 12)
He will nod but his memory of the incident is no more than images like holiday snaps, supplied by her, shuffled before his eyes by her so often that they have come to resemble or replace the memories themselves. (p. 38)
It must be, he decides, that having a baby leads you to relive your own infancy. Things you might never have thought about before suddenly emerge. (p. 175)
They were like clothes invested with static, adhering to each other but with an uncomfortable, aggrivating friction. (p. 194)
When Innes died, existence as Lexie had come to know ended and another began: she dropped, like Innes in his parachute, out of her life and into another. (p. 215)
When she leaves the house on these mornings, she senses a thread that runs between her and her son, and as she walks away through the streets she is aware of it unspooling bit by bit. (p. 237)
Or she could mention that she had been unprepared for this fierce spring in her, this feeling that isn't covered by the word "love", which is far too small for it... (p. 251)
Theo presses his face to the window, letting out a stream of surprised nouns: horse, gate, tractor, tree. They arrive on the Dingle peninsula around lunchtime and Theo's vocabulary runs dry. Sea, Lexie tells him, beach sand. (p. 262)
Últimas palabras
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Años más tarde, en el Londres actual, la maternidad ha trastocado la vida de Elina: un día se olvida de los zapatos al salir de casa y al otro es incapaz de recordar el día del parto. Mientras, Ted, el padre de su hijo, se va encerrando en sí mismo y empieza a recordar episodios de su infancia que había olvidado.
Con su habitual pericia narrativa, Maggie O’Farrell entrelaza la vida de dos mujeres separadas por varias décadas: el arte, el amor, la traición, los secretos y la maternidad establecen extraños paralelismos entre ellas. Galardonada con el premio de novela Costa, La primera mano que sostuvo la mía confirmó a su autora como una de las más prometedoras narradoras británicas.