SÁTIRA FEROZ CONTRA LA FIGURA DE TIRANO Y CONTRA EL MEDIO QUE LE RODEA. ( )

Vaya gozada. Una auténtica fiesta literaria, un placer divino para el alma. Hay incluso párrafos que merecerían ser declamados para que también los oidos participasen del espectáculo. En efecto, lo primero que llama la atención es el perfecto dominio de la lengua hispana, digno de Cela, un auténtico alarde de conocimiento lingüístico. En segundo lugar, una estructura narrativa de las que engancha, con un evidente predominio del número tres y con juegos temporales más propios de las novelas posteriores. Finalmente, el uso del esperpento permite a Valle escribir un relato aparéntemente aséptico, sin juicios de valor, sino mera narración pura, pero sin ocultar sus filias y fobias; al contrario, exponiéndolas inmisericordemente. En este sentido, el personaje principal, Santos Banderas, es todo un monumento literario. Lo leí en apenas tres días, con la ayuda de un ataque de insomnio, es verdad, pero casi bendije esa noche sin dormir. A destacar la certera edición, con una introducción que descubre las claves de la novela y ayuda a leerla, y con un utilísimo glosario final. ( )