Dicen los editores que, después de la literatura, lo que más vende es la historia. Eso está muy bien, aunque tiene el inconveniente de que mucha gente se mete a escribir sobre historia sin saber, o sabiendo a medias, que es peor. De manera que, cuando uno se topa con un profesional de verdad, que sabe de lo que habla y es honesto con el lector, sencillamente disfruta como un niño. Y eso es este libro: un historiador de una pieza que ha dedicado muchos años pacientes a investigar sobre el tema, y que sabe por ello sintetizarlo de forma rigurosa y amena, aunque sea un tópico. No oculta que el origen del libro son artículos y ponencias sueltas, pero si no lo dijera yo no hubiera sido capaz de notarlo; tampoco disimula que no se trata de una investigación de primera mano (eso es para especialistas), sino un resumen, llevado con soltura y fluidez.

Además, tiene el sentido común de no centrarse en la época de que trata, sino también en cómo ha llegado a nosotros, desde las fuentes a la historia de su historiografía. Así comprendemos que lo que sabemos del tema no tiene que ver tanto con lo que realmente pasaba sino con la interpretación que en cada momento le han ido dando los historiadores. Creo que era Benedetto Croce el que dijo que toda historia es historia contemporánea. Pues Burke no lo olvida, y el lector lo agradece. Un señor libro. ( )