Alzheimer

Ceuta - Mayo/2005

El eco de las historietas

“La misteriosa llama de la reina Loana” es la más reciente novela del italiano Umberto Eco. Un hombre ha perdido la memoria, y sólo recuerda sus lecturas de niño, la mayor parte cómics de revistas y periódicos. Su mundo se relaciona más con Flash Gordon y el pato Donald, que con la realidad política de la Italia fascista. Una curiosidad, el libro está impreso a todo color.

Por Tito Matamala.
www.titolandia.cl

A Umberto Eco le sobran apelativos: erudito, intelectual, académico, semiólogo, comunicólogo, en fin. A la vez, se le considera escritor, y uno de los mejores. Sin embargo, en tal calificativo se halla la trampa: su primera novela, “El nombre de la rosa”, se erige como una obra maestra, un tratado que corona con perfección la idea de que el mundo puede ser una biblioteca, aquella que antes bosquejara Jorge Luis Borges. Pero ocurre que el italiano ha sido incapaz de superar su ópera prima. Luego, el trabajo de ficción de Umberto es irregular, puesto que en las posteriores tres novelas pesa demasiado el cúmulo de conocimientos que el autor pretende exhibir. Sus libros se transforman en pesados ladrillos cuya lectura requiere de un público tan heroico como leal.

“El péndulo de Foucault”, la segunda novela, poseía muchos elementos interesantes, como que la mentira que inventamos suele tornarse en verdad y devorarnos en el camino. Era un texto que todavía se podía leer. No obstante, los otros dos libros “La isla del día de antes”, y “Baudolino” engrosaron los estantes de aquellos volúmenes que nos vencieron, porque no fuimos capaces de continuar la lectura ni cuando nos faltaban apenas ochenta páginas para liberarnos.

FIJACIONES Y PASIONES

En “La misteriosa llama de la reina Loana”, Eco parece haber aprendido las lecciones de sus errores, pues ha moderado su intrincado lenguaje y ha limpiado la trama de los excesos que lesionaron sus anteriores propuestas literarias. De paso, y por fortuna, el italiano no ha perdido sus fijaciones, sus pasiones y cariños. Recordemos que estamos ante el autor de “Apocalípticos e integrados”, ensayo que se refería en extenso a los significantes de la historieta y de cómo se articula el lenguaje secreto de los monitos. Ahora, el cómic pasa a convertirse en el tema capital, y busca despertar las complicidades de los lectores que se criaron de niños leyendo las revistas de historietas. Es más, la edición de esta novela incorpora decenas de páginas a todo color, facsimilares de las planchas de cómics de periódicos y de revistas, así como también un sinnúmero de iconografía de la primera mitad del siglo XX: carteles publicitarios de moda femenina, propaganda política y bélica, carátulas de discos. Estos elementos visuales van reafirmando la historia que se nos cuenta, casi como los libros infantiles y sus ilustraciones.

LA ANECDOTA

Giambattista Bodoni despierta en una habitación de hospital. Ha perdido la memoria, no recuerda nada de su entorno familiar y social: su esposa e hijos, su trabajo, su profesión. Sólo mantiene en su cabeza los libros e historietas que leyó durante su vida, y de una manera tan prístina, y a la vez confusa, que cuando el médico le pregunta su nombre, Bodoni atina a responder: “Llamadme Ismael”, en referencia al inicio de “Moby Dick”. Giambattista, así, condensa las obsesiones del autor: uno es lo que recuerda que fue, las imágenes que se va repitiendo con el paso de los años, la memoria que uno va modificando para adaptarla a nuestras conciencias. Y el personaje de Eco, para peor, sólo puede valerse de su memoria en la lectura.

Expresamente recomendado por sus médicos, y con el apoyo de familia y amigos, Bonodi viaja a la casa de su infancia, para probar si la revisión de los viejos libros y revistas le detona el regreso de sus recuerdos, que no es otra cosa que la vida misma. Un encierro casi monástico en la gran casona de los abuelos, sumido en baúles y cajas, entusiasmará a Giambattista con la ilusión de saber quién es.

La infancia de Bodoni corresponde al periodo en que Italia se hallaba regida por el fascismo de Mussolini, años previos a la Segunda Guerra Mundial. A medida que el personaje revisa sus lecturas de niño, ahora con los ojos de un sesentón hipertenso, observa las sutilezas que fue aplicando el gobierno para modificar y censurar los contenidos de historietas norteamericanas e inglesas. De pronto, hasta el Ratón Mickey y Tribilín son tachados de enemigos de Italia y, por derivación, de sus aliados en la Alemania nazi. Las tiras cómicas son intervenidas hasta restarle cualquier esencia ajena al régimen imperante. También aparecen historias protagonizadas por héroes afines al racismo y a la falacia de la supremacía italiana, como “Dick Fulmine”, con que se pretende ofrecer una alternativa a los héroes de América.

Como en todas las épocas, las historietas se revelan como un poderoso instrumento de proselitismo, certeza que asoma mientras el triste Giambattista suda y trajina por hallarse en el mundo. Una de las historias épicas que lee es “La misteriosa llama de la reina Loana”, y quizás ahí podría encontrar los trozos que le permitan reconstruir el espejo roto de su memoria.

De una prosa fácil, la novela invita a la lectura, particularmente a quienes aprendimos a leer sin profesores ni silabarios, sino sólo encerrados, aperrados, tratando de comprender la historia de una revista de monitos. ( )

Cambiado en el grupo de Facebook, con Paula Cristina Muñoz. No es un intercambio al uso porque no le pido ningún libro; queda pendiente que ella me envíe dos que me gusten ;)