El motor de los acontecimientos es la solicitud de Filippo 'Pippo' Genuardi de una línea telefónica en el pueblo siciliano de Vigàta en el año 1891. El sinfín de trámites burocráticos, problemas y enredos a los que tiene que enfrentarse Pippo para lograr un teléfono nos ofrece una visión a la vez cómica, realista y amarga de la sociedad siciliana.

Año 1891. La solicitud por parte de Filippo «Pippo» Genuardi de una línea telefónica, una auténtica novedad para la época, en el pequeño e imaginario
pueblo siciliano de Vigàta, desencadena una divertida serie de peripecias burocráticas, malentendidos y maniobras. El sinfín de trámites burocráticos,
problemas y enredos a los que tiene que enfrentarse Pippo para lograr un teléfono es cómico, pero tiene también un significado más profundo. ( )

Uno no sabe si es más divertido que trágico, o al revés. Los extremos se tocan, imagino que en la vida real de Sicilia (y seguramente de muchos otros sitios), y desde luego en este libro. Un vecino de Vignatà, que no es ningún santo pero tampoco deja de ser inocente, solicita le concedan una línea de teléfono para conectar su almacén de maderas con la casa de su suegro. A partir de aquí, una serie de confusiones, malos entendidos, malas voluntades y mala suerte hacen que se vea perseguido a la vez por la Mafia y por la Policía. Sobre este argumento, un tanto de humor negro, Camilleri hace desfilar una caterva de personajes realmente fascinante, desde el chalado Prefecto, que sin embargo se las apaña para que sus ineptos superiores le mantengan en el puesto y además defenestren a los únicos funcionarios sensatos de toda la isla, hasta el "comendador" mafioso. Abundan las corruptelas, los chantajes, los cuernos, las presiones infames... Pero todo con un lenguaje casi cómico, que nos recuerda las comedias italianas de los setenta, si no fuera por el trasfondo triste y finalmente trágico.

Caso aparte es la forma literaria. Se combinan dos tipos de textos: las "cosas escritas", es decir, las cartas más o menos personales y, sobre todo, la correspondencia oficial, en un ejercicio de erudición diplomática asombroso (incluso uno de los documentos está reproducido en facsímil, exactamente como si fuese real); y las "cosas habladas", es decir, diálogos sin más que una indicación breve de los intervinientes, pero sin ninguna acotación. De este modo, el autor ha desaparecido por completo, no hay ni una sóla palabra "suya" y asistimos al espectáculo del disparate más desbocado abandonado a su suerte.

Puedo decir que lo leí casi de un tirón. La variedad de estilos, los golpes de humor y la compleja e intrigante trama le subyugan a uno hasta el final. ( )

La solicitud de una línea telefónica en el pequeño pueblo siciliano de Vigàta en 1891 desencadena una divertida serie de peripecias burocráticas, malentendidos y maniobras. El motor de los acontecimientos es la solicitud por parte de Filippo “Pippo” Genuardi de una línea telefónica, en esa época una auténtica novedad. El sinfín de trámites burocráticos, problemas y enredos a los que tiene que enfrentarse Pippo para lograr un teléfono es el meollo de la novela. ( )

Divertida novela epistolar sobre las desventuras de un pequeño burgués siciliano que, a principios del siglo XX, decide solicitar a la autoridad competente una línea telefónica para poder conversar con su amante. La solicitud provoca las sospechas y desconfianzas de policías y funcionarios hasta tal punto que la lujuriosa iniciativa del provinciano demandante lo conducirá a un fatal desenlace. ( )