El V d nta, contrariamente a las opiniones que tienen curso m s generalmente entre los orientalistas, no es ni una filosof a, ni una religi n, ni algo que participe m s o menos de una y de la otra. Es un error de los m s graves querer considerar esta doctrina bajo tales aspectos, y es condenarse de antemano a no comprender nada de ella; en efecto, eso es mostrarse completamente extra o a la verdadera naturaleza del pensamiento oriental, cuyos modos son completamente diferentes a los del pensamiento occidental y no se dejan encerrar en los mismos cuadros. Ya hemos explicado en una obra precedente que la religi n, si se quiere guardar a esta palabra su sentido propio, es algo completamente occidental; no se puede aplicar el mismo t rmino a doctrinas orientales sin extender abusivamente su significaci n, hasta tal punto que deviene entonces completamente imposible dar una definici n de l que sea un tanto precisa. En cuanto a la filosof a, representa tambi n un punto de vista exclusivamente occidental, y por lo dem s mucho m s exterior que el punto de vista religioso, y por consiguiente m s alejado todav a de aquello de lo que se trata al presente; como lo dec amos m s atr s, es un g nero de conocimiento esencialmente ''profano'', cuando no puramente ilusorio, y, sobre todo cuando consideramos lo que es la filosof a en los tiempos modernos, no podemos impedirnos pensar que su ausencia en una civilizaci n no tiene nada de particularmente lamentable.