El joven profesor de dibujo Walter Hartright viaja a Cumberland para dar clases a dos jóvenes y ricas herederas, las hermanas Laura y Marian Fairlie. Laura se enamora de él pero los agradables días en Limmeridge House acaban con la llegada del prometido de Laura, Sir Percival Glyde. Éste alberga la intención de arrebatarle toda su herencia y cuenta con la ayuda del siniestro conde Fosco para llevar a cabo sus planes. Sólo se interpone en su camino una misteriosa dama vestida de blanco que, al parecer, ha escapado de un sanatorio mental... En La mujer de blanco, el lector se ve arrastrado por un suspense continuo gracias a la destreza narrativa de Wilkie Collins y a los portentosos retratos de sus personajes. A través de una trama prodigiosa que se desarrolla paulatinamente mediante los relatos de sus principales testigos, los oscuros secretos se irán desvelando.

El profesor de dibujo ha vuelto, y poco a poco conseguirá deshacer una conspiración que había llegado a declarar por muerta a su amada, cuando en realidad la difunta era aquella "dama de blanco" que tanto se le parecía. Al final, como en cualquier novelón melodramático, el bueno se casa con la chica (además, incluyendo a la estupenda hermanastra como devota ayuda), que acaba recuperando su nombre y su fortuna, y los malos mueren sin que el bueno los haya querido matar. ¡Ah, qué a gusto se queda uno! Lo cierto es que he devorado la novela, que no puedo menos que comparar con "El conde de Montecristo" sin que desmerezca en absoluto, y con la ventaja de que el uso de los diversos materiales da una agilidad estilística que en la obra de Dumas se funda sólo en el oficio del autor. Estupenda. ( )

Es una novela en la que la historia se desarrolla de una forma paralela a los acontecimientos vamos descubriendo poco a poco los personajes, las intrigas, las costumbres, sus intenciones, su narración llena de detalles nos mantiene atados y nos deleita con los detalles, descripcciones ,reflexiones, en fin buena literatura y un gran placer al leerla.